El nombre de una película de Prime Amazon. Ariadna fue lo primero que pensé, el hilo que permitió a Teseo salir del laberinto. (No se me tome por letrado, solo investigué en Wikipedia y aunque sí pensé en el hilo, no era ese el hilo conductor al que quería referirme).
Pensaba en el hilo del destino, me
equivoqué de personaje, pensaba en el hilo que los antiguos pensaban era tejido
para señalar de antemano la vida de las personas. Resultó que eran tres
hermanas que representaban el nacimiento, la vida y la muerte (los romanos las
llamaban Parcas, -no sé si porque hablaban poco- y los griegos las Moiras),
realmente en ese contexto pensé inicialmente.
Pensaba que ese hilo, tejido de
antemano, era un destino preescrito, pero no sé si se va escribiendo a cada
instante que pasa la vida, refiriéndome a esto último, y aclarado para evitar caer
en contradicción, que existía una dicotomía (que puede terminar en un enredo
mental, mío).
A ver si me explico: por un lado, a
cada instante que transcurre se va visibilizando lo escrito en el libro de la
vida. De allí que el futuro inmediato no exista a la vista, pero sí programado
y, en este caso se va escribiendo a medida que escribo estas líneas.
Por otro lado, si el destino ya está
escrito, es como si se abriera el libro con palabras invisibles, hojas en
blanco que no dicen nada pero que contienen ese futuro con palabras invisibles
en que ese futuro invisible escrito en el ayer, señalando el futuro de lo que
acontecerá al volverse presente la invisibilidad comienza a desaparecer para
hacerse palabras visibles en el libro y diario de la vida.
Pero si no existe libro en el que el
destino esté escrito o el libro en el que se va escribiendo la vida, qué será
lo que existe sin existir? (No, no me he drogado, solo elucubraciones para
llenar los vacíos de la vida.)
Pero
no añoremos el futuro. «No hay peor nostalgia que añorar lo que no ha pasado», dice
la canción esa que tanto tararea mi hija Constanza. [1]
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