miércoles, 7 de diciembre de 2022

EUFEMISMO LAMENTABLE

            Alguna vez recibí una llamada que preguntaba por mí, está fulanito de tal. Sí, con él habla. Soy fulanita de tal y no le entendí un carajo de dónde llamaba, pero siguió con su discurso, que en PyP he sido seleccionado para hacerme unos exámenes y que lo voy a agendar para mañana (sábado precisamente), a las 8 y media o a las 11 y media le queda bien y yo me atreví a preguntar en dónde había que hacerlos, en la Castellana, me contestó y ese mismo día le dan los resultados, con lo cual me imaginé una espera adiciona. Entonces para sacarle el cuerpo le dije que no podía -al solo pensar que era un sábado y a una hora muy temprana o antecitos del almuerzo, por lo que mi cerebro advirtió que nanay-. Y ella me dijo le puedo preguntar por qué no puede venir. Y por primera vez en mi vida pensé en ser sincero y le dije que porque me daba pereza, como efectivamente era, física pereza de madrugar, un sábado y salir a esas lejanías.

             Creo que se ofendió por mi sinceridad, lo advertí por su tono de voz posterior, se emputó, si me es dable afirmarlo y pensé en que actualmente no es posible ser sincero, porque se ofenden con una facilidad y así siempre hay que ocultar las verdaderas intenciones, para no ofender. Y su ofuscación se acrecentó, el tonito lo decía, pues empezó a regañarme porque no estaba interesado en mi salud y blablablá, y mientras, pensaba que no había derecho para que me vaciaran a mi edad y sin razón, pues periódicamente estaba en manos de un internista, al menos para que me formulara las pastillas consabidas con la edad y además la doña no podía vaciarme por mi sinceridad.

             Mientras lo pensaba la señora seguía con su perorata a lo que no le prestaba atención, hasta que supongo que de pura aburrida se despidió cortante, con esa afilada voz que denota su rabia al no haberle parado bolas y cortó la comunicación.

             Solo me faltaba eso, que uno ya no pueda decir las cosas como son porque ya se ofenden sin razón alguna. A la gente hoy le gusta el eufemismo para no sentirse ofendida. Válgame Dios! 

Digo: una mujer de presencia voluminosa… Esto de lo «políticamente correcto» no es más que una hipocresía para no llamar las cosas por su nombre: seamos sinceros a fin de establecer la magnitud del problema: Marlen es una mujer de gordura versal.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Líbranos del bien. Alonso Sánchez Baute.

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