Una frase al vuelo que oí viendo a House. La frase no tiene nada de raro, intrascendente si se quiere, se mire desde donde se mire.
Qué tiene de raro entonces la frase? Nada. Pero mi
impertinente mente hizo que se disparara mi imaginación.
Primero me vino a la cabeza el parroquialismo citadino de
antaño, las cuatro esquinas que delimitaban la ahora ciudad. Los chismes eran
los de la cuadra, del barrio, de la ciudad y con la radio, los del país.
Provincianos que éramos. O si se prefiere, éramos unos parroquianos.
La ciencia avanzó, no tan rápido como pidiéramos querer,
eran otras épocas. Las carreteras se fueron volviendo autopistas, nos acercaron
más y con los vecinos también, todo para poder compartir chismes más frescos.
Y entonces aparece la tecnología, que he decirlo, nos
arrasó, inicialmente dando un tímido paso y al ver que podía caminar, dio un
salto gigantesco que hizo que el mundo se achicara. Ya no dependíamos que el
chisme llegara a nuestros oídos, ya lo veíamos en vivo y en directo y así
pudimos corroborar que el mundo se había achicado, sin darnos cuenta.
Una resignada melancolía se instaló en
el alma de sus ciudadanos más clarividentes: «El mundo —escribe Cipriano de
Cartago— ha entrado ya en su senectud, pues la decadencia de las cosas prueba
que se aproxima a su ocaso. En invierno no llueve lo suficiente para que grane
la cosecha; el verano no calienta para granar la espiga. Las montañas,
exhaustas, producen menos mármol; las minas, agotadas, dan menos metales.
Faltan campesinos en los campos, marinos en el mar y soldados en los
campamentos. Faltan magistrados justos, artesanos diestros, disciplina y buenas
costumbres.» [1]
[1] La historia del mundo contada para
escépticos. Juan Eslava Galán.
En serio el Dr House dijo se "achicó"?
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