Vea pues, un chisme que sirve de entremés al haberme prometido no meterme con temas inapropiados, pero chisme es chisme y ahora que están tan de moda los inmigrantes, nacionales que se creen tan autóctonos, esta lectura me cae como caída del cielo, porque resulta ser un buen chisme si no de ilustración, al menos para que se conozcan raíces, que muchas veces se quieren ocultar.
Las enfermedades europeas
redujeron notablemente la población india en un primer momento pero, en
compensación, el intenso mestizaje contribuyó a reforzar genéticamente a los
que sobrevivieron.
Los españoles se entregaron de buena gana a la labor de fecundar a las indias,
cuya inocente impudicia los excitaba: «Hay muy lindos cuerpos de mujeres
—escribe el propio Colón— […] van desnudos todos, hombres y mujeres, como sus
madres los parieron. Verdad es que las mujeres traen una cosa de algodón
solamente tan grande que les cobija su natura y no más y son ellas de muy buen
acatamiento, ni muy negras, salvo menos que las canarias.»
Menudo panorama, ¿no? La intensa actividad genésica de los españoles produjo
millones de mulatos, lo que explica el mestizaje que hoy observamos en aquellas
tierras. Paraguay fue conocido como «el paraíso de Mahoma» en alusión a los
concurridos harenes que disfrutaban sus colonos. No hay que tomar al pie de la
letra, por lo tanto, lo de que «los mexicanos descienden de los aztecas, los
peruanos de los incas y los argentinos de los barcos».[1]
[1] CAPÍTULO 78. Mujeres de buen acatamiento. Historia del mundo contada para
escépticos. Juan Eslava Galán.
Las tatarabuelas se divertían y no andaban contando sus logros como las influencers de ahora
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