“Compártelo escribe amén”, “llevalo a tu muro y esta noche te llegara un
milagro”. “No me daras like porque soy negrito”. “Pasa este mensaje de prisa,
lo más pronto que puedas, y se hará el milagro”. “Si no te da vergueza dios,
por amen.” “Si hoy me niegas, mañana te negaré”. “Si crees que dios está
contigo no hay gigante que te derrote.” “El diablo te quiso cerrar las puertas…
si yo digo gloria a dios, cuantos dirán amen?”. “Como
Ignorarlo Si le Pides Adios Por Este Niño pon (Amen)” (sic).
Las redes sociales se llenan de este
tipo de mensajes que además de ofender el sentimiento y muchas veces, la gran mayoría
de veces, las reglas de ortografía, gramática y redacción, todo al mismo
tiempo, manipulan el sentimiento de culpa de quienes llegan a leer tales
mensajes y en particular, me ofende a mí, y es una ofensa a mi inteligencia.
Y nos quieren manipular por todos lados, por el lado religioso, por el racial
(“No me daras like porque soy negrito”), hasta por el político (“da un like si
piensas que Uribe es el gran colombiano”!).
Me centraré en el primero. Que yo sepa no he puesto “me gusta” a ninguna
página de índole religiosa –pero me siguen y persiguen- y como venganza, cada
vez que me dan oportunidad , la ironía y el veneno de mis palabras, cuando ya
no puedo aguantar, se dirigen a la sección de comentarios y ahí me desahogo,
destilando mi intolerancia a lo que considero estupidez humana, naturalmente
con juegos de palabras, para que no se sientan tan estúpidamente ofendidos.
Es jugar con un sentimiento del ser humano, como es el religioso, para que
siga a una mayoría invisible que de lo contrario le hará sentir culpable de no
apoyarles y cuya carga soportará directamente por quien no puso el amén, el
like o el chulito correspondiente. No recuerdo qué personaje dijo que en nombre
de Dios se decían y hacían muchas estupideces y razón tenía, sabía de lo que hablaba.
El tema, como podrá verse, me vuelve irascible, por lo que considero
estupidez humana, más allá de cualquier lucidez. “Si hoy me niegas, mañana te
negaré”. Afirmación que parte de supuestos aparentemente verdaderos, pero no se
dan cuenta que dicha así la frase, el Dios al que le rinden culto sería un mal
Dios, vengador, negativo y, si se me permite, desgraciado, al hacerlo sentir
desgraciado a uno. El Dios de los cristianos y de los católicos, hasta donde
conozco, es un ser de bondad y solo bondad brota de él, su fuente es el amor,
etcétera, etcétera. Esa contradicción y la manipulación de la culpa es lo que
me hace intemperante. Y más, pensando en aquellas personas que en la iglesia
permanecen dándose golpes de pecho y en la calle, dándole golpes al resto de
humanidad, conducta abiertamente hipócrita, en casi todas las religiones.
Pero resulta que, más allá de la estupidez que encierran en ciertas
circunstancias las palabras, existe un trasfondo social, diría yo dentro de mi
ignorancia en estas artes, que de antemano confieso, y está dada precisamente
en la manipulación de la culpa de la gente, en querer ganar adeptos con algún
fin aparentemente filantrópico pero ciertamente egoísta, someterlo, hacerlo
sentir culpable, para luego destrozarlo, en un buen caso, o darle la palmadita
en la espalda pensando en el pobre estúpido que cayó y que entró a la grey.
Como el idioma ha progresado con el paso del tiempo, la forma comparativa
de llamar a la situación es la presión de grupo –especie de ‘bullying’ social?-,
es estar sometido a un grupo, a lo que decida alguno de ellos, por el temor, en
caso de no estar de acuerdo, a ser enviado al exilio. La única forma de
rebelarse a ello es cuando somos capaces de decir no, como nos enseñaron, que
es mejor un no a tiempo que vivir sonrojado toda la eternidad. Pero bueno, allá
ellos.
Por lo visto quienes ponen todas esas condicionalidades no sufrieron la
perseguidera que antaño montaban los Testigos de Jehová; hasta había un dicho:
más cansón que testículo de Jehová! pero se asemejan tanto que así de cansones
se vuelven, aunque hay que reconocer que los testigos hoy cambiaron de técnicas
de abordaje, supongo que por cosas del marketing.
Todos tenemos derecho a creer o no en un Dios determinado, a rezarle en la
forma que deseemos, pero también es cierto que debe respetarse el derecho de la
persona que, como yo, ya está cansada, diría que mamada, de estar siendo
acosada en mensajes de amenaza de condenación a los infiernos. En mi caso no es
que me genere complejo de culpa alguno, pero uno se cansa, a sabiendas de que
tal condenación no se producirá, que tal milagro prometido no llegará, que la
desgracia tampoco llegará por un amén, un like o una chuliada!
Cosa diferente es el agradecimiento a Dios o a cualquier ser superior en el
que se crea, si se cree, pero sin estar supeditado al amén, a la amenaza, ni a
las manipulaciones, que en definitiva pienso demuestran la mediocridad del
pueblo y el subdesarrollo al que estamos condenados.
Ya estaba cerrando este capítulo cuando apareció el colmo de los colmos en
Facebook: “dona tu auto a la iglesia”, aclarando que sólo reciben modelos
posteriores a 2013 y lo firma y suscribe “Iglesia Final de los Tiempos. La
única iglesia verdadera” (!), sólo pensé en los pobres de espíritu que hicieron
sus donaciones, Dios los perdone. Y solo miren, no es invento mío:
Y para terminar, palabras ajenas que enseñan:
“Algunos nacen estúpidos, otros
alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les
adhiere. Pero la mayoría son estúpidos no por influencia de sus antepasados o
de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal. Hacen el
papel del tonto. En realidad, algunos sobresalen y hacen el tonto cabal y perfecto.
Naturalmente, son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobre
aviso, pues la ignorancia de la estupidez equivale a la bienaventuranza.” Historia de la
estupidez humana. Paul Tabori. (Si alguien desea leerlo, lo tengo disponible,
sólo me avisan a mi correo y se los hago llegar).
Alguien puede pensar que de pronto la estupidez está en mí.
Puede ser, al parecer todo es relativo y depende de cómo se le vea!
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