Aunque en el habla decimos datiado, pero así estoy gracias al Google Maps. Ese me sigue. Según me informa he andado el 7% de la circunferencia de la tierra, 2823 kms. 131 lugares. Caminando 82 km en 21 horas; 123 kms. en 10 horas, en vehículos, solo en noviembre. Un país, siete ciudades, 131 lugares a lo largo de este año. Y hasta salen fotos de los lugares y establecimientos en los que he estado.
Naturalmente todo con mi
consentimiento, al adherirme a ese programa. Cosas a las que lleva mi natural
curiosidad. Y seguí investigando y me encuentro que la opción del recorrido del
día de hoy, aparece el kilómetro y medio que hice con los perros, lo cual me
descrestó más. Queda uno asombrado con tanto detalle. Y viéndolo con otro poco
de detalle me encuentro que mi rutina está allí plasmada en los mapas, en la
información, en los mismos lugares que habitualmente visito, toda una vida
llena de rutina, salvo los paseos que de vez en cuando se puede uno permitir.
Punticos naranja dentro de un mapa.
Datiado permanentemente y con esa
información porque la he autorizado. Ahora, me pregunto, de toda la información
que no he autorizado? De todas las cámaras que me han grabado, con mi
consentimiento tácito o aún sin consentimiento? Qué información tendrán? Por lo
visto hoy es muy fácil reconstruir la vida diaria de una persona, ya uno no
tiene salida, ni exculpación, porque la prueba de inculpación queda clara,
salvo que uno diga que prestó el celular, cosa que no se lo cree ni la mamá,
porque parece que efectivamente es personal e intransferible, pareciendo que es
lo único personal e intransferible en esta vida. Será que el día de mi funeral
será guardado con el detalle de la ruta que seguirá ese cuerpo ya sin vida? Aunque
seguro que el celular queda olvidado en algún lugar y ese día tan particular,
queda sin ninguna anotación. Válgame Dios el esfuerzo seguido.
Válgame Dios lo datiados que
estamos!
Resulta útil (e inútil al mismo tiempo)
repetir que lugares y nombres son pura imaginación. Y a quien pudiera quejarse
de alguna coincidencia, le recuerdo que la vida misma (muy superior, en cuanto
a imaginación, a la fantasía) no es más que una pura coincidencia.[1]
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