miércoles, 1 de junio de 2022

CAMPAÑAS

                 Sin meterme demasiado en política, como igualmente procuro con la religión, he notado que en las últimas décadas -curiosamente después de la aparición del internet y las redes sociales- se nota una mayor agresividad en las campañas políticas, especialmente en las presidenciales (tal vez porque en las otras son demasiadas personas, si se les puede llamar así y todo lo que hacen se da por supuesto, ya que son políticos y a esa palabra van aparejadas una serie de conductas y epítetos poco dignos).

 

                Como sea, la cuestión está en el manejo, manipulación y creación gratuita de mentiras, verdades a medias y medias mentiras, tratando de dar visos de legalidad aunque se trata de demostrar al menos la inmoralidad del vecino atacado.

 

                Y no se perdona nada y se ataca todo, no hay duda.

 

                Todos se dicen honorables y lo gritan a voz de cuello, tal vez porque la decencia y la honorabilidad son difíciles de probar y ni aún gritándose se está seguro de que los demás lo crean.

 

                Es cierto que un cierto candidato no me gusta para nada, por su mirada, por sentirse el mesías, por creer que soy pendejo y que no veo el dictadorzuelo que lleva dentro, y por eso mismo no me inspira la más mínima seguridad, he de confesar, sin rubor alguno, que replicaba todo aquello que lo dejaba en evidencia, independiente de la verdad del mensaje, porque sé que ese hace otro tanto, aunque supongo que peor.

 

                Pero decidí refrenarme y dejar de compartir, en lo posible y hasta donde aguantan mis nervios, todas esas notas de odio. Porque sé que definitivamente a la gente cuando se cierra, no hay nada que logre convencerlos de lo contrario, así no sea la verdad, pues esa es demasiado fácil de manipular.

 

                Esto me llevó a pensar en el manejo de la política a través de todo lo relacionado con internet (noticias, imágenes, memes, etc., todo manipulable y manipulador a la vez). Y pensé entonces que el candidato que utilizaba o autorizaba su utilización, con mentiras, con medias verdades, con medias mentiras, es un corrupto, a pesar de que grite que es el único honorable. Y a su vez, el atacado tratando de defenderse, si utiliza esos mismos medios difundiendo algo similar, lo hace honesto en legítima defensa o es tan corrupto como el incendiario.

 

                Son solo preguntas, retóricas lo sé, pero que no quería dejar en el solo pensamiento. Y  como quedaron las cosas, mejor echarse la bendición.

 

Quizá era una mentira, pero la mentira siempre ha sido un arte. La política, la religión, el amor, la fidelidad, el mismo concepto de nuestra vida se basan en una mentira inicial de la que hemos hecho una mentira persistente.[1]

Foto JHB (DR.A.)



[1] Méndez. Francisco González Ledesma.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario