lunes, 5 de febrero de 2024

PUTA VEJEZ

                 Solo se puede saber de ella cuando se ha experimentado, si no, se es joven y mal se puede opinar.

                 Y como lo soy, viejo aclaro y remarco en que según lo dicho antes, seré joven, por lo que aunque puedo opinar también puedo hasta pontificar, una de las ventajas de la vejez.

                 De los cincuenta y hasta los sesenta podría llamarse solo vejez (nada de mayor, adulto mayor ni demás que pretenden ocultar las realidades de la vida).

                 Vejez que comienza cuando correr ya cansa, subir un puente peatonal agita y así sucesivamente, cuando las visitas médicas son esporádicas pero más frecuentes, cuando comienzan los descubrimientos, que tiene la tensión alta, que el colesterol y triglicéridos están arriba, que las agrieras se hacen patente con el ají, pero nada es demasiado grave. Acorde con la edad recitan los médicos, el eterno no se preocupe, están bien para su edad. En otras palabras, jodido pero a su edad qué más puede esperar. Y con el tiempo se van complicando las cosas, las visitas médicas ya no son esporádicas sino demasiado frecuentes, entonces sale el granito que hay que extirpar y mandarlo a patología para salir de las dudas; que la próstata está un poco grande y mandemos un tac para estar seguros y así sucesivamente y lo que antes se curaba con una sola pepa ahora hay que refrendarlo con una ecografía o una resonancia, lo que resulta más preocupante. Eso obliga a disponer del tiempo para consulta con cuanto especialista pueda existir, aunque aclaro que para un pensionado eso de que se obliga para disponer del tiempo es un decir, tiene todo el tiempo del mundo, a pesar de que se está acortando a medida que pasa el tiempo. Ya todas las dolencias son sospechosas, a pesar de que el médico opine que son propias de la edad.

                 Hasta acá vamos bien con la vejez, todo manejable, pero cuando las limitaciones llegan una tras otra solo queda decir que es culpa de la puta vejez, porque el pulso tiembla y el caminar se vuelve fatigoso. Espero que no me alcance, que mantenga su debida distancia.

                 Dios nos libre de la puta vejez!

 

Ya camina lerdo,

como perdonando el tiempo.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Mi viejo. Piero.


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