Sería la sensación de la ausencia de mí mismo? Aún me lo pregunto. Una extraña ausencia de algo que tal vez nunca tuve y que se asomó por algún resquicio de mi mente. O de algo que tuve y que por asomo tuve la sensación de haberse ido.
Los
escoceses necesitamos un poco de sentimiento de culpa, ¿no cree? Eso nos ayuda
a sobrellevar el día. (…) Tenía razón en cuanto al sentimiento de culpa, pensó
Rebus. Pero había algo más: los vecinos no habían hecho nada al respecto en su
momento, y eso era típico de Edimburgo. La gente prefería no saber, aunque no
sucediera nada. No querían que les contaran que su cuerpo (o su país) estaba
corroído por un cáncer, ni tampoco que no lo estaba. Y al final se quedaban
allí, en posición de zugzwang, mientras (la) gente iniciaba otra partida.[1]
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