Las moscas también atosigan y, sin
embargo, lo único que se puede hacer es habituarse a ellas…(1)
No lo puedo ser porque tengo muchas
taras heredadas, unas adquiridas, otras por ósmosis adquiridas, por el contagio
social y otras de genes saltarines que no sé a quién culpar.
Hago esfuerzos por mantener equidad,
tranquilidad, tolerancia. No me meto con nadie, para así evitar que se metan
conmigo, no quiero el matoneo verbal, ni de ellos ni el mío, porque eso también
es parte de las taras adquiridas, si no heredada, uno nunca lo sabe.
Ese equilibrio deseado se pierde muy
fácilmente o tan fácilmente como el fosforito permanente que habita en mí.
Quisiera llevar la vida lo más
tranquila del mundo. Como dije, no meterme en la vida de nadie para que nadie
se meta en la mía. Pero ah! cosa difícil. Como difícil de entender lo es la
palabra misma. Equilibrio: Estado de inmovilidad de un cuerpo
sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido
opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan o si se quiere Estado de inmovilidad de un cuerpo, sometido únicamente a la acción de
la gravedad, que se mantiene en reposo sobre su base o punto de sustentación (2).
Ese creo que debe ser entonces el problema, dos
fuerzas iguales que empujen con la misma fuerza en sentido opuesto. En una
palabra, la dicotomía que nos acompaña cada día, el estar de pie y no caerse,
el bien y el mal haciendo malabares, las maledicencias con el Diostebendiga, el
honrado y el corrupto haciéndose pasar por el primero.
Hago el esfuerzo de mantener en equilibrio la
mente, ya que el cuerpo, hasta el momento, lo hace solo, en automático. Pero al
traspasar la frontera entre mi soledad y la colectividad ya termino exasperado.
Aquél mal parqueado; ese otro en contravía; otro más que lo choca a uno por
estar mirando el celular; quien le mira a uno con envidia o con ganas de robar.
Cosas para mí insoportables, carentes de humanidad o de simple respeto y me
enerva ver que cada cual quiere hacer lo que se le da la gana sin pensar en el
prójimo, ni el próximo ni el lejano, el mundo es de ellos, sin saber que es
compartido, aún a pesar de uno mismo. Que no se meta, me dicen. Que no es su
problema, dicen otros. Que quién lo está llamando, agrega otro más.
Pero perdí el año, no puedo ser santo, hay una
fuerza que me desequilibra, la que me demuestra que se perdió el sentido común,
el sentido de humanidad, el de proximidad, el de compañerismo, el de la
decencia y todo eso definitivamente me saca la piedra y mi equilibrio queda en
manos de ese intolerante que llevo dentro, ese hamponcito que habita en mí, sin
saber si tengo o no la razón.
Solo por eso, no puedo ser santo en este mundo!
Pero eso sí, esos hampones que van en contravía tienen la virtud de sacarme la
puta piedra!
La edad puede mucho. Trae la experiencia,
pero trae también el cansancio (3).
Óleo sobre papel con espátula. JHB (D.R.A.)
(1) Saramago. Claraboya.
(2) https://www.google.com.co/search?q=equilibrio&oq=equilibrio&aqs=chrome..69i57j0l5.3946j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8
(3) Saramago. Claraboya.
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