Los hombres,
como el resto de los animales, huelen la debilidad en los otros y aprovechan
para atacar.(1)
Reflexiones escritas por otros, ayer u hoy, la
fecha no hace la diferencia, porque mantienen su constante, son verdades de las
que no se pudo aprender, ni se aprenderá así pasen los siglos, así lean todos
los días la historia que ha de ser su condenación, porque conociéndola o
desconociéndola parece que fuera la misma condena del pobre Sísifo.
En materia
religiosa me gustó ésta, al menos para un principio de respeto:
Soy creyente, pero no pretendo imponer a nadie mi fe que es
personal e intransferible porque no busco adeptos ni me preocupa en qué creen
los demás.(2)
Si de miedo se trata, atinado
consejo:
Si una persona quiere quitarse un miedo de encima, tiene que actuar a lo
Marco Aurelio, el emperador romano que escribió aquel libro extraordinario
"Meditaciones de inteligencia emocional". Una cosa que él decía siempre
y yo la llevo al terreno del miedo es que cuando un factor exterior te angustia
o te crea miedo, tienes que entender que esa cosa exterior no la puedes cambiar
ya que no depende de ti. Pero lo que sí puedes cambiar es tu forma de ver esa
cosa. Tienes que quitarte el miedo de encima razonando sobre él, preguntándote
por qué lo ves así y cómo podrías verlo de otra manera, etc. Razonando sobre
ese miedo, puedes acabar viéndolo de una nueva manera. Cuando lo logres,
crearás una emoción incompatible con la del miedo, y esa es la única forma de
eliminar el miedo por ti mismo.(3)
Y hablando del mismo Morgado sabiamente sobre el amor dio en el punto:
Se ha demostrado que el amor, sobre todo en los jóvenes desactiva la
corteza prefrontal, la parte del cerebro con la que razonamos. Científicamente
hablando podemos decir que el amor es ciego. Y, por tanto, un ciego no solo
tropieza dos veces con la misma piedra sino doscientas mil veces, porque si uno
es ciego, obviamente no ve por dónde va. Esa ceguedad del amor es la que hace
que los enamorados se equivoquen siempre en lo mismo.
Y hablando
de su contrapartida, el odio:
La han tratado
como a un ser humano y nadie tiene por qué agradecer que le traten como lo que
es.(4)
Cuando vives
en un régimen de terror lo único a lo que aspiras es a ganar un día más a la
vida, y bajas la cabeza; no ves, ni oyes, casi ni sientes, temiendo que se
fijen en ti. El terror anula a los seres humanos, y para poder sobrevivir saca
los peores instintos(5).
… también
odian a los norteamericanos; en realidad, en Oriente nos odian a todos y tienen
parte de razón. No les hemos dado nada, hemos mantenido regímenes corruptos,
les hemos vendido lo que no necesitaban, no hemos sido capaces de fomentar la
creación de capas medias e intelectuales y cada vez son más pobres y sienten
más frustración. Los fanáticos religiosos se lo están montando muy bien: ayudan
en los barrios más pobres, enseñan gratuitamente en las madrasas, han creado
hospitales para atender a los que no pueden pagar ni médicos ni medicinas…(6)
Y
para no extenderme, las redes sociales (a las que me estoy apegando para mi
propia desgracia?):
Las
redes son formidable, pero están llenas de analfabetos, gente con ideología
pero sin biblioteca, y pocos jerarquizan. Dan igual valor a una feminista de
barricada que a un premio Nobel.(7)
Y
después nos quejamos. Analfabetos, gente falta de sentido común, borregos que
siguen sin pensar y hay que agregarle los fanáticos, los groseros, los
vulgares, los hampones del internet, los bulineros y tantas otras subespecies del
género humano, aunque para no pontificar con mucha autoridad, a veces, cuando
no me logro controlar, se me sale alguno de ellos. Qué vaina!
La
necesidad de replicar todo lo que vemos sin consultar, con indiferencia, sin
responsabilidad en las redes sociales. Todo tiene consecuencias.(8)
Y las tiene, consecuencias que no calculamos, que no nos imaginamos,
buenas o malas, como todas las acciones, sus consecuencias las hay.
Bueno, ya me desahogué, aunque sea un poquito,
gracias a las palabras ajenas.
Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.)
(1) Julia
Navarro. La biblia de barro.
(2) Yolanda Ruiz. De ateos y creyentes
http://www.elespectador.com/opinion/de-ateos-y-creyentes-columna-691115
(3) Ignacio Morgado. (San
Vicente de Alcántara, Badajoz, 1951), es catedrático de Psicobiología del
Instituto de Neurociencia en la Facultad de Psicología de la Universidad
Autónoma de Barcelona, de la que es decano fundador. En la actualidad imparte
clases de Psicología fisiológica y realiza investigación experimental sobre
recuperación de la memoria por estimulación eléctrica cerebral.
(4) Julia Navarro. Dime
quién soy.
(5) Julia Navarro. Dime
quién soy.
(6) Julia Navarro. La biblia de barro.
(7) Arturo Pérez-Reverte. Cartagena, España; 25 de noviembre de 1951)
es un escritor y periodista español,
miembro de la Real Academia Española desde
2003. Antiguo corresponsal de RTVE y reportero destacado
en diversos conflictos armados y guerras, es el autor, entre otras, de la
saga Las
aventuras del capitán Alatriste.
(8) Netflix. Black mirror. Odios
nacionales.
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