La culpa (no) es de la lengua que
habla, si no de los hombres que la inventaron, pues en ella las palabras justo
y piadoso, simplemente no tienen femenino.(1)
Había tratado de evadir un tema
porque levanta ampollas y lo considero irracional, dentro de mi limitada mente.
Distracción nacional! Se armó la de
Troya porque en una invitación que Francia hizo a escritores nacionales, si mal
no recuerdo, sólo se seleccionó a una mujer –que creo que no aceptó la
invitación y no por ser la única, creo que por compromisos adquiridos-.
Como sea, contra el grupo
seleccionador saltaron rayos y centellas, que si es que no hay mujeres lo
suficientemente merecedoras, que el grupo era machista y supongo que las negritudes
debieron también saltar y los homosexuales y todas aquellas minorías ofendidas.
Me molesta aquello del 50%. Que en
todo debe haber 50% o bien de negros, o bien de indios, de maricas o de mujeres
pues de lo contrario uno queda tildado de machista. Dios me libre! –léase como
simple exclamación, pues de lo contrario y sacándola de contexto aparecerá como
racista, como machista, como medio hombre, aunque en últimas pueden pensar lo
que se les dé la gana- (Ya se le salió la
mala leche! Oigo en mi recóndito cerebro y sí, por el tema levanta
ampollas, dije).
Y lo peor de todo es que a algún
honorable congresista, tratando de ser igualitario y de avanzada –de esos
líbranos Señor! Y léase como se quiera pues se trata de limitados mentales o
políticos, por sinonimia- decidieron el cincuenta por ciento para llenar las
vacantes, para igualar la sociedad –a la fuerza-.
Para el caso que me ocupa, la
invitación a escritores, entendí que la escogencia la realizó un grupo,
conocedor del tema y decidió elegir a los escritores seleccionados, que por
algo lo son, independientemente del sexo, raza o posición ideológica o sexual.
Recuerdo en mis tiempos mozos que se
seleccionaban candidatos, si a ello se le puede denominar selección, buscando
el equilibrio legal y de esa manera
llegaron unos esperpentos de literal bruteza a ocupar cargos y el desequilibrio
que generaron, Dios nos libre! –léase literal-. En alguna oportunidad al hacer
el comentario sobre las limitaciones mentales del candidato, la respuesta fue
simple: Toca!
Y por eso me molesta que en todas las
listas tengan que incluir una mujer, porque toca. Llegará el día en que en las ternas deban estar incluidos uno de cada
raza, condición sexual, feministas y las ternas serán de ocho, supongo. El
mundo está tan loco que a eso podremos llegar.
Como dice Ana Cristina Restrepo
Jiménez(2):
Ni los anaqueles de mi biblioteca ni la lista de
canciones de mi dispositivo se guían por leyes de cuotas. El criterio de
elección no es “ser mujeres”, sino la calidad de la obra… pero con frecuencia
el género parece nublar la vista.
Muchos prefieren denominar “medida transitoria” a
la discriminación positiva de las mujeres (o leyes de cuotas). Dicho tránsito
ha de continuar hasta domar a la bestia.
Por curiosidades de la vida, en el
transcurso de mi recorrer laboral la gran mayoría de mis jefes fueron mujeres,
casi todas ellas de un bagaje profesional alto, con las cuales me fue bien y ni
yo las culpé de machismo ni ellas a mí; fue una buena experiencia, con la
ironía de que casi todas ellas preferían trabajar con hombres, como lo
manifestaban en voz alta.
Es por ello que hoy me pregunto,
acaso no es posible que una terna sea compuesta de tres personas, independiente
de raza, color, sabor, inclinación sin que se pueda tildar de machista,
racista, negligente, malqueriente por la misma selección?
Ese es el problema de los defensores
de aparentes minorías que se vuelven tan ofensivos, tan displicentes, que tras
su defensa se vuelven intolerantes y terminan en armar caos donde todo debería
ser armonía, si me apropio de frases de San Francisco, naturalmente acomodadas
para el caso.
Y la ironía llega al extremo, que en
eso ya el bajo perfil se mantiene, en que la palabra que en femenino
identificaba al poeta, poetisa –a pesar de las tendencias contrarias- hoy ellas
se llaman y se hacen llamar poetas y se ponen bravas si se les llega a
corregir.
Conclusión, quién entiende a quién?
Dios nos ayude! –léase literal o
significativamente, léase como quiera que de todos modos de una simple
exclamación, el tierrero se puede armar-.
… En verdad hay cosas que el mismo Dios no
entiende, aunque las haya creado. (3)
Óleo sobre papel. JHB (D.R.A.)
(1) Saramago. El
evangelio según Jesucristo.
(2) Nosotras que nos queremos tanto- https://www.elespectador.com/opinion/nosotras-que-nos-queremos-tanto-columna-723696
(3) Saramago. El evangelio
según Jesucristo.
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