No era mi intención escribir en semana santa, semana de reposo que quería tener lejos de esta semana de vacaciones, para los que trabajan, para los pensionados una semana igual a otra cualquiera. Semana que otrora era de mediano recogimiento, hasta que perdió cualquier viso religioso y eso sin entrar en tema religioso profundo que saben me produce cierto prurito.
Satori —repitió Xue Xin. Enseguida apostilló—:
Si nuestros pensamientos nos hacen prisioneros, parece evidente que también
pueden liberarnos.[1]
[1] Satori. Don Wislow.
Satori es el momento
en que se descubre de forma clara que solo existe el presente (donde nace el
pasado y el futuro), creándose y disolviéndose en el mismo instante; con lo que
la experiencia aclara que el tiempo es solo un concepto, que el pasado y el futuro
son una ilusión al igual que todo el mundo físico. Satori es un momento de
comprensión al nivel más alto, es ir más allá de la experiencia terrenal. Esta
experiencia solo se da en niveles elevados de conciencia, comunes en los
meditadores, pero al alcance de cualquier persona; además, no se debe entender
como un fin, sino como un constante suceder sin fin último. Esto porque si una
persona tiene su satori lo único que ha hecho es eliminar un conflicto mental,
aclarar su comprensión del sentido de la vida o habrá reestructurado su
personalidad de tal manera que ello le permitirá vivir más contento. No
obstante, seguirá trabajando, comiendo, durmiendo, pagando impuestos, etc., es
decir, su proceso continuará hacia una comprensión más clara de la existencia.
Esto se puede constatar en la famosa anécdota del zen que a continuación se
cita: «Antes de la iluminación, los ríos eran ríos y las montañas eran
montañas. Cuando empecé a experimentar la iluminación, los ríos dejaron de ser
ríos y las montañas dejaron de ser montañas. Ahora, desde que estoy iluminado,
los ríos vuelven a ser ríos y las montañas son montañas». Wikipedia.
De acuerdo, los extremos y la facultad de los extremistas por razonar bajo premisas pendejas y peligrosas le saltan la piedra a cualquiera que sea ligeramente inteligente
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