Un podcast de Diego Golombek[1] que en ratos de ocio oí (como si el ocio no fuera permanente en un pensionado) hablando de percepción y sentimientos, me hizo pensar en los sesgos que tenemos, en lo críticos que somos permanente y adicionalmente en lo quejetas que terminamos siendo. Es decir, en una palabra, los seres humanos no somos buenos ejemplos ni de humanidad ni de sensibilidad.
Y menciona cincuenta de tales sesgos que permiten la desviación del pensamiento, aunque el podcast menciona que se reconocen 300 (o eran 200?). A manera ilustrativa transcribo algunos de ellos, que me han llamado la atención:
- Sesgo por interés personal: Nuestros
fracasos son circunstanciales, pero nuestros éxitos son por méritos
propios. Por ejemplo: Ganas un premio debido al trabajo duro o la
perseverancia sin contar con la suerte o la ayuda recibida. En cambio si
fallas es porque no habías dormido lo suficiente o cualquier otra excusa.
- Efecto arrastre: Las ideas, las modas y las
creencias crecen a medida que más personas las adoptan. Es la tendencia a
hacer o creer en algo porque muchas personas lo hacen o lo creen.
- Pensamiento de grupo: Debido al deseo de
conformidad y armonía en el grupo tomamos decisiones irracionales, a
menudo para minimizar el conflicto.
- Efecto del falso consenso: Cuando creemos
que hay más gente que está de acuerdo con nosotros de lo que realmente es
el caso.
- Maldición del conocimiento: Una vez que
sabemos algo, asumimos que todos los demás también lo saben.
- Hipótesis del Mundo Justo: Tendemos a creer
que el mundo es justo; por lo tanto, asumimos que los actos de injusticia
son merecidos.
- Realismo ingenuo: Creemos que observamos la
realidad objetiva y que otras personas son irracionales, desinformadas o
tendenciosas.
- Efecto de anclaje: La tendencia a confiar
demasiado en la primera información que nos ofrecen a la hora de tomar una
decisión.
- Sesgo de la automatización: Tendemos a
confiar en los sistemas automatizados, llegando a confiar demasiado por
ejemplo en la corrección automática del corrector ortográfico.
- Sesgo de autoridad: Confiamos y estamos más
a menudo influenciados por las opiniones de las figuras de autoridad.
- Efecto Zeigarnik: Recordamos más las tareas
incompletas que las completadas.
- Prejuicio de punto ciego: No creemos que tengamos prejuicios, y lo vemos más en los demás que en nosotros mismos.
Curiosa que es la ciencia y todavía nos creemos que somos la inteligencia máxima de la naturaleza. Vea pues.
Cuando
Cioran, en una pirueta de su complaciente pesimismo, se proclama harto del
hombre hasta el punto de exigir «que se largue cuanto antes», es evidente que
su invectiva no se dirige exclusivamente a los varones. Es humillante que el
feminismo sectario nos obligue a añadir precisiones tan imbéciles.[3]
[1]
BBVA Aprendamos juntos 2030.
[2] https://ceciliacorespsicologa.es/50-sesgos-cognitivos/
[3] Memorias. El ladrón en la casa vacía. Jean-François
Revel.
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