lunes, 16 de junio de 2025

UN DIA DE 1985

            Retrotraerme cuarenta años. Un 21 de mayo ya entrando el medio día, en medio de una sala de espera de una clínica, con un libro como compañía. La misma clínica en donde hace setenta años nací. El libro, ya no recuerdo su título, recuerdo el día. Lo único que tengo fresco es esa sala de espera, espera que acompañaba la mirada entre el libro y el reloj, pues ese día me titulé como papá.

             Como buen padre no conozco nada de tu vida, aunque la globalidad la tengo presente; poco de la del ayer, algo de la de hoy, solo retazos, como también debes conocer de la mía, aunque con un poco más de ilustración gracias a los chismes de las reuniones familiares.

             Hoy eso poco importa. Así es esta vida. De los años pasados y compartidos asoman recuerdos, gratos y poco gratos, pero momentos vividos que debieron ser vividos. No hay de otra, esa es la vida.

             Hoy,  cuarenta años después, me veo pensando en ti con orgullo, con tu solo esfuerzo has llegado hasta este punto de la vida, la mitad de la posible vida y se puede decir que lo has hecho bien, aunque espero que la vida te ofrezca más cosas semejantes.

             Nunca se me había ocurrido escribirte, pues considero que el recuerdo es del que lo tiene, otro privilegio de la paternidad, supongo. Además, en la vida que me correspondió muchas cosas se daban por sentado y se presumían por lo que no era necesario expresarlas.

             Supongo igualmente que los mejores recuerdos son los de la primera infancia a pesar de la inexperiencia mutua. Acuden a mí mil recuerdos de los primeros ocho o diez años de tu vida. Así sonrío al recordarlos.

             Pero no se trata de confesiones ni de hacer un libro. Simplemente es un recuerdo que conmocionó mi alma y verte hoy todo un señor, haciendo tu propia vida, siendo director de tu propia vida, me anima a pensar que hice un buen trabajo. Y pensar en todos los avatares que hayas podido superar sin yo saberlo, los has sabido superar y por ello reconozco una vez más el orgullo de verte y eso me hace concluir que en medio de todo, logré ser un buen padre, al verte que has sido un buen ser humano. Con eso basta, apoyado por tu pareja, qué más se puede querer.

             Solo sonrío de satisfacción al ver el paso de los años, afortunadamente nos ha ido bien, gracias a Dios. Esa es nuestra recompensa.




3 comentarios:

  1. Excelente texto¡¡¡ JP debió emocionarse al leerlo

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  2. Una lagrimita se asomó a estos ojos de hermana y tía orgullosa leyendo éste texto...

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  3. La verdad me alegro muchísimo leer este texto, ya que definitivamente usted ha sido un excelente padre, un muy buen ser humano y un jefe maravilloso.bfad.-

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