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Sí sabías que el vecino habla con las gallinas? Les
hace conversa, las regaña por estar cagando en todos lados, les habla mientras
las alimenta, las llama al parecer por su propio nombre, porque parece que
tienen nombre. Vea pues con el vecino que les habla a las gallinas.
Y al otro lado de la
valla:
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Mirá, sí sabías que la vecina habla con los gatos.
Cuando sale a darles de comer los empieza a llamar por su nombre: mis niños,
oyéndose el sonido de platos al ser puestos en el piso. Dónde está manchitas? Y
la languis? La señorita mamá, porque parece que así se llama alguna gata, pero
para mí que no es señorita. Y otras veces le he oído brava: quite de ahí, este
cabrón, porque lo dice en tono enojada y no creo que sea con el marido, aunque
uno nunca sabe, pero creo que es con el gato, porque la oigo decirlo después de
lo que parece una pelotera entre gatos, no con el marido, sino cuando se oye un
agarrón entre gatos, lo sé porque he oído los maullidos. Vea pues, parece que
la vecina habla con los gatos y hasta les tiene nombre. Quién lo hubiera
sabido.
Quería decirle que las preguntas retóricas, a
pesar de que todos incurríamos en ellas algunas veces, no servían para nada en
realidad; pero pensé que si lo hacía podría sonar cruel.
Mijo: hablando de gallinas y de gatos y a vexes fisgoniando monólogos, … tú en esas soledades de Finis terrae, con quién hablás, y si te oís, de qué parlás?
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