miércoles, 23 de noviembre de 2016

HE DECIDIDO VOLVERME ABSTENCIONISTA (II)


La democracia obliga a respetar todas las opiniones.
Pero no puede hacer nada para que todas las opiniones sean respetables!
Jaume Perich[1]

Y continúo con el contrato social, sin saberlo lo heredamos, para bien o para mal y me pregunto que para colmo lo firmaron (mos?) con una entelequia, llamada estado, representada gráficamente por una nación a la que imaginamos como patria, compuesta por una serie de regiones que se odian mutuamente pero que en caso necesario se aúnan para poder obtener la mitad más uno del otro. Y el estado es ese, el que obtiene la mitad más uno, mientras el otro alegue que hubo trampa. Regido por una cartillita, así en diminutivo, que se recita y se recita mal, porque se toman los apartes que convienen en cada oportunidad, que contiene un montón de promesas de antemano incumplidas, de obligaciones, de sometimientos disfrazados, cartillita que llamamos constitución, que rima con prostitución.

Eso es el estado, entelequia imaginaria que nos subyuga, nos somete y nos promete, quedándose en eso, promesas, por eso será que estado es sinónimo de política? Nunca he visto ese estado tan pregonado, nunca lo he sentido como protector de su nación, generador de recursos para esa república. Y aquí caigo en el pecado de siempre, hacer símiles y el de hoy, el estado es como dios, no está donde se supone que está, no cobija, como debería cobijar, es solo una promesa inalcanzable que nunca va a existir. O qué ha hecho el estado por usted? Cuándo se ha preocupado por su persona? Cuándo se ha comportado como un buen padre de familia, como tanto proclama el código civil? Alguna vez le ha preguntado qué necesita? El estado como gobierno, como lo dije al transcribir frases ajenas, es el que esté en el puesto que le fue asignado por la mitad más uno, el que dejará el puesto al vencerse su plazo y suba el que haya sido designado por la mitad más uno, nunca por el mejor y así por toda la eternidad.

Más de uno estará preguntado y a éste, que tanto pontifica qué contrato social le gustaría? Naturalmente la dictadura, siempre que el dictador sea yo, claro está. Pero eso no va a pasar. En efecto, no es lo que me gustaría que fuera, porque aunque pueda estar entre la mitad más uno que decidió en un determinado sentido, tampoco decido, fue por chiripa que atiné con la mitad más uno. Un voto es un deseo, en cuanto se deposita y deja de serlo cuando se decide, en ese momento pierde importancia tanto el voto como el votante, porque otro es el que va a usufructuar el poder. Para responder la pregunta, Churchill lo dijo: La democracia es el menos malo de los sistemas políticos. Amén!

Es decir, estado, nación, república, democracia, estado social de derecho, patria, todos son meros conceptos, tal vez importantes antaño, pero son solo eso, conceptos, como lo es dios, cielo, paraíso. Qué vaina, sólo conceptos que imaginamos reales, imaginaciones que plasmamos en objetos, deseos que humanizamos para no dejarlos en el mundo de las ideas. Nos gustan las promesas, nos gusta pensar en paraísos terrenales y, para colmo, nos gusta la crítica, que hace verdaderos colombianos!

(No se me desvíe, concentradito!)

Como hemos humanizado los conceptos, estado, nación, democracia y demás, se trasplanta el concepto al que desempeñe el poder y una vez elegido, lo llenamos de veneraciones hasta que no pisotee nuestros intereses o lo vilipendiamos si somos los de la mitad menos uno que no le elegimos. Todo gracias a la democracia y este concepto se extiende hasta el punto que al otro día de elegido ya hay alguien que esté haciendo una campaña para revocar el mandato. Para esto y mucho más da la democracia. Lo importante es alcanzar la mitad más uno, para ganar o la mitad menos uno, también para ganar en la pérdida y poderle echar la culpa a la contraparte. Esto es democracia, pero como no la entendemos así, entramos, unos y otros, al campo del fanatismo y de la intolerancia. Para eso también da la democracia.

(No se me desvíe, centradito!)

Ya he desacreditado suficientemente la democracia. Ahora entro en la idea original que era el abstencionismo.

Al inicio dije que abstención es no hacer voluntariamente. Es relativo, pero supongamos que en principio es así. Al investigar –superficialmente he de confesar- me encontré con que el abstencionismo en política tiene varias ópticas. Trataré de condensar lo más posible, en aras a la lectura del blog.

… se caracteriza por la no participación en el proceso electoral, por ser una abstención no participante, que consiste precisamente en un no hacer, en un no votar[2].

Puede ser activa (no votar porque no se le da la gana y lo sabe y lo hace conscientemente; también incluyen al que vota pero lo hace en blanco o nulo) o pasiva (no votar porque le da pereza salir a hacerlo).

Las causas, diversas, desde la indiferencia a la pereza en la segunda clase. En la primera una forma de protesta, falta de preferencia por alguna opción, una forma de demostrar cansancio al desgaste democrático, no encontrar una alternativa que le llene, etcétera.

Abstenerse electoralmente no significa tan sólo no votar o no participar en las elecciones. También puede significar no expresar preferencia por ninguna de las opciones electorales concurrentes. Por supuesto, el no votar ya implica la no expresión de preferencia alguna. Pero, y aquí estaría el matiz diferencial importante, también es posible no expresar ninguna preferencia y, sin embargo, no dejar de participar en el proceso electoral, porque manifestar preferencia y votar no son ni acciones idénticas ni sinónimos.

           

Y el no votar o abstenerse de votar, en una democracia en que no sea obligatorio, es un derecho que tiene el votante, pues de no serlo, no sería democracia –a pesar de la aparente contradicción, previamente aclarada-. Por eso no resulta criticable, en cualquier caso de abstención, el hacer uso de tal derecho, el abstenerse. Y si de cifras se trata,


La participación en las elecciones desde que se instauro la segunda vuelta en el año 1994 tiene un promedio del 44,3% dejando así una abstención promedio del 55,7%. En estos últimos veinte años de procesos electorales la abstención se ha fortalecido, teniendo un promedio del 51,5% desde el año 1958 hasta 1990. Es decir, ni siquiera instaurando la segunda vuelta se ha logrado acabar con la apatía de los electores en materia de participación democrática[3].

            Es decir que el abstencionismo no es nada nuevo, hace parte de la democracia, es prerrogativa y derecho del votante.
        
      Se habla igualmente que el voto en blanco y el voto nulo es una forma de abstencionismo.

El del voto en blanco se abstiene de votar por alguna alternativa ofrecida y por ello opta por la de votar en blanco, es decir es un abstencionista que va a la urna, pero no decide por las opciones que se le presentan. (El voto en blanco es una abstención activa voluntaria y, por lo demás, legítima. Es un voto que se emite desde una concepción de cumplimiento de un deber ciudadano, y hasta puede llegar a tener un componente de apoyo o identificación con el régimen político (o, incluso, con la democracia). Pero, al mismo tiempo, también es un voto que se emite desde la no preferencia (y hasta desde el rechazo) por las opciones electorales concurrentes.) No me había dado cuenta pero en casi todas las elecciones a entes colectivos voté en blanco porque político era político, ninguno llenaba mis expectativas, no me habían ofrecido los cincuenta mil y por principio sabía que no eran honrados, ni siquiera decentes, por lo tanto era indecente de mi parte votar por alguno de los candidatos. Mi voto era protesta, era decirles ustedes no merecen mi voto, porque no son ni siquiera honorables.

Y está el voto nulo. (….) es un voto no válido o no válidamente emitido de conformidad con el ordenamiento. Es un voto irregular, que supone una discrepancia formal con las reglas establecidas en la normativa electoral, pero también una discrepancia material, en el sentido de que, o bien no permite averiguar inequívocamente cual sea la voluntad que el elector pretende expresar, o bien suscita dudas razonables acerca de cual sea esa voluntad. No forma parte del sufragio válidamente expresado a favor de alguna de las opciones electorales ni tampoco del voto válido, pero sí del sufragio emitido en cada proceso electoral. Y tiene dos clasificaciones, interesante la segunda. Involuntario, que es el que se emite por ignorancia o por confusión generan un error. Y voluntario, es el que voluntariamente se hace que el voto sea nulo desde su nacimiento, bien porque no se marca ninguna opción, porque se marcan todas, pero incorporaría un elemento de protesta frente al régimen político, frente a alguna de las opciones electorales concurrentes o, incluso, frente a algún candidato determinado. Eventualmente, podría incorporar también algún elemento de falta de respeto por el proceso electoral en cuanto tal o por alguno de sus componentes.

Y con tanto voto nulo que se presentó en el plebiscito, me parece que obedeció a la expresión de protesta del votante, pues las opciones eran dos, sí o no, no había otra y no creo que la votación alcanzada en ellos haya sido por ignorancia o confusión. Es decir que si estos votantes se hubieran decidido por alguna opción, habría habido otra diferencia.

Hay un elemento no analizado que habría podido cambiar la torta del reñido resultado del plebiscito por la paz. Al final ambas opciones sólo estuvieron distanciadas por apenas 54.000 votos de diferencia, dentro de un total de 12.808.858 votos válidos en la jornada. Para mayor frustración del Sí, hay más de 257.000 votos inválidos entre los no marcados (86.000) y nulos (170.000). Cada uno suma una bolsa suficiente para inclinar la balanza: ya sea para haber cambiado el resultado o para marcar una diferencia sustancial del No sobre el Sí. La gran pregunta para la que no hay respuesta definitiva es: ¿Cómo es posible que en un tarjetón tan simple, con apenas dos casillas de Sí o No, un cuarto de millón de ciudadanos se hayan equivocado o simplemente no hayan marcado nada consignando votos inocuos?[4]

La respuesta: eran votos de protesta.

Ahora, el título del blog ha sido: he decidido volverme abstencionista. La realidad, luego de escribir este artículo es que descubrí que siempre lo he sido, a pesar de haber ido a votar en la mayoría de las veces en blanco. Mi forma de protestar contra la democracia, contra los políticos, contra una determinada persona, contra lo que ellos representan que no es más que la corrupción, el poder mal manejado. Al menos esas, creo son mis excusas. De igual manera he descubierto que mi voto no hace la diferencia, no vale para nada como no vale mi opinión política como persona o como ciudadano. Todo esto ya lo tengo claro y por eso seguiré siendo abstencionista, por activa o por pasiva, en cualquiera de sus modalidades, porque ya sé que mi voto no cambiará nada, ni me cambiará a mí, porque seguiré como todos los colombianos, en materia de política, criticando por criticar, deporte nacional en el que no se gana nada, pero se derrama bastante mala leche.

Y alguno de ustedes se atreverá a llevarme la contraria?

Gracias a la libertad de expresión hoy
ya es posible decir que un gobernante es un inútil
sin que nos pase nada.
Al gobernante tampoco.

Jaume Perich

Foto: JHB (D.R.A.)



[1] Jaume Perich Escala, popularmente conocido como El Perich (Barcelona, 5 de noviembre de 1941 - Mataró, 1 de febrero de 1995), fue un escritor, dibujante y humorista español. Fue también el traductor de series francesas como Astérix el Galo, El Teniente Blueberry y Aquiles Talón, entre otras. Wikipedia.
[2] Abstención activa. Juan Hernández Bravo de Laguna Universidad de La Laguna Tenerife. Coincidimos en nombre, aunque lo de bravo, lo mío es de genio y figura, mas no de apellido, como el autor del artículo. http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/A/abstencionactiva.htm
[3] http://blogs.elespectador.com/economia/el-mal-economista/el-abstencionismo-el-nuevo-deporte-nacional Oscar Andrés Martínez. El abstencionismo: el nuevo deporte nacional. A los que les gustan las cifras, el artículo contiene un cuadro pormenorizado sobre el desarrollo de la abstención en Colombia.
[4] http://www.semana.com/confidenciales-semanacom/articulo/plebiscito-para-la-paz-los-votos-nulos-determinaron-el-resultado-del-no/496614

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