En redes sociales a cada instante sueltan
frases de todo tipo, propias, ingeniosas, falsificadas, copiadas y muchas de
ellas, mirada a primera ojeada, compartibles.
La que
inicia el blog de hoy en un principio es para compartir en automático y se hace
como acto reflejo, pero leyéndola con una segunda mirada, da qué pensar.
Acaso no es
un pensamiento vergonzoso y vergonzante? Pretender ser espiritualmente
superior, alejado de cualquier deseo de revancha, dejando que sea otro el
encargado de repartir justicia divina, supongo.
Pero,
continuando con la frase, en él está toda la insidia y sed de venganza, está
oculto el deseo venenoso del desquite, tratando de quitarse la saña propia y dejando
que sea un tercero el encargado de ajustar cuentas, para de esa manera no
incurrir en ningún pecado capital, castigable. De esa misma manera se hace con
la injuria, con la calumnia, desplazando el mal pensamiento para no perder la
bondad que se ha de irradiar como ser de luz que constantemente manifestamos.
Es un desplazamiento de responsabilidad por la irresponsabilidad misma de las
palabras.
Estamos
llenos de eufemismos y no podemos asumir y aceptar lo que realmente sentimos o
deseamos, por el temor del rechazo social de las redes actual determinante del
comportamiento al que debemos someternos, para alcanzar algún grado de
aceptación. Esa es nuestra condena en la modernidad actual.
Y dejémonos
de vainas, no somos seres de luz, somos simples mortales y la venganza hace
parte de lo que somos, como tantas otras cosas, desafortunadamente.
Postdata.
Naturalmente no debo dejar pasar la ortografía que igualmente acompaña a las
redes sociales (en este caso, la ausencia de una tilde y alguna coma?); hoy ya
no es importante saber escribir, no digamos con elegancia, al menos con
decencia, conforme a las normas, que para algo se inventaron. Soy de los que
aún creo que la cultura se refleja en la forma de escribir, aún no me rindo.
Imágenes tomadas de Internet.
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