miércoles, 12 de diciembre de 2018

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Humanidad: Conjunto de todos los seres humanos, enseña el diccionario.

Siempre me ha llamado la atención el que todo el mundo quiera que su pedazo de terruño aparezca como patrimonio de la humanidad, como si fuera del otro mundo serlo, cuando a duras penas lo conocen los pocos pobladores que le quedan. Por un lado he observado que por el hecho de tener ese título, merecido, dado como premio de consolación o comprado, automáticamente se disparan los costos, un lugar de turismo asequible pasa a ser para ricos. Lo he visto en hoteles y restaurantes que por solo estar en un edificio de los años de upa sólo pueden entrar los verdaderamente ricos. Pero bueno, eso es problema de ellos.

A lo que voy es que cómo diablos un patrimonio de cualquier cristiano pasa a ser de la humanidad. De ser así, dice mi mal pensante yo, será que algún día puede pedir parte de ese patrimonio que teóricamente me correspondería, sin ser mío, claro está?

Y averiguando un poco del tema, además del título no es que obtengan un subsidio de mantenimiento, eso es casos muy exclusivos. De resto no se gana nada, fuera del título y la autorización para elevar costos en beneficio no de la humanidad sino de sus propietarios. Y me causa curiosidad la lista del comité que los elige, entre ellos Angola, Azerbaiyán, Baréin (dónde diablos queda eso?), Bosnia y Herzegovina, Burkina Faso (acaso existe ese país?), Cuba, Guatemala, Hungría, Kirguistán (y a éste en dónde lo ubico en el mapa?), San Cristóbal y Nieves (pensé que se habían unido los barrios de esos nombres), Kirguistán, Túnez, Uganda, Venezuela, Tanzania, Zimbabue, mejor dicho la crema y nata de la humanidad! Cartagena, una que tiene el título y además de ser un sitio imposible de visitar, por lo caro, hace que salga más barato ir al exterior que pasar una semana allí; la atención no es lo mejor que haya conocido y no sigo hablando. El título no le ha servido de mayor cosa y por el lado político, ni hablar.

Fuera del título me gustaría saber para qué carajos sirve esa denominación o en otras palabras, sin eufemismo, acaso no es una estupidez más de unos cuantos en nombre de la humanidad para darle contentillo a una riada de pendejos? Con toda esta plata botada no podrían destinarla a mejorar la calidad de vida de sus países?

Y continúo. El colmo de las barbaridades: el patrimonio inmaterial de la humanidad. Si es de la humanidad, uno dice que al menos sea de una gran cantidad de humanidad, pero no. Nada más por citar unos ejemplos: La fiesta “Mangal Shobhajatra” del Pahela Baishakh (no sé qué es un mangal y menos en dónde diablos queda Pahela); el muqam uigur del Xinjiang (ni traducido lo entiendo);  el Manas (dizque poema épico de los kirguis); el chapei dang veng (¿?); el hudhud, relatos cantados de los ifugao de Filipinas; noken: bolso multifuncional de nudos o tejido de la artesanía papú; el ta'zieh, arte dramático ritual iraní; la danza tradicional de los ainu con el chakkirako en Japón; el Kuresi, lucha tradicional kazaja;  el tiro mongol a las tabas; el canto ca trù de Vietnam; el Lakalaka, danzas y discursos cantados de Tonga (para que tenga!); y no sigo porque son tanto, pero tantos. Y eso que de curiosidad menciono a Colombia, por ejemplo, la maceta caleña (y eso qué diablos es? Me he preguntado) o la fiesta de San Francisco en Quibdó o el sistema normativo de los wayuus, aplicado por el pütchipü’üi. Y me tiene sin cuidado que el vallenato sea patrimonio inmaterial, pues no me ha entrado ni un peso por los derechos de esa supuesta mi propiedad, según dicen los que no son dueños, pero reparten la herencia como si fuera de ellos! Y eso que no mencioné la de las piedras secas de algún lugar de España, este año.

Si alguien conoce el intríngulis de al menos tres de los citados, me quito el sombrero ante tanta cultura. Yo, por mi parte, me declaro en total ignorancia, a pesar de que es mi patrimonio cultural, según lo pregona la Unesco y pienso que por el contrario, que toda esa plata que botan en tanta maricada -advirtiendo que se trata de mi mera apreciación y que supongo soy el único en la humanidad que así lo piensa- si lo invirtieran en mejorar las condiciones de vida de quienes lo necesitan, otra cosa sería, sin tanto aspaviento, repito.

Mientras tanto, me iré a hacer un multifuncional de nudos, cantando ca trù y bailando lakalaka y luego un chapei dang veng, a ver si se me acaba la mala leche, porque de estupideces, esta humanidad está llena.

Es un mito total que el hombre sea curioso por naturaleza y que esté ávido de la verdad, y que desee, por encima de todo, conocer. Admitiendo ciertos significados de «conocer», hay en realidad una gran cantidad de cosas que no queremos conocer. Evidencia de ello son los abundantes asuntos y problemas acerca de los cuales no nos gusta pensar en abstracto.(1)


Tomado de Google.




(1) Wallace, David Foster - Todo y más.

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