Leyendo a Santiago Gamboa, Plegarias Tristes creo que encontré un
buen resumen de lo que historia y democracia significan, que me permito
transcribir, sin autorización del autor, naturalmente, porque simplemente no lo
conozco.
Cuando el anciano, que por cierto se llamaba monsieur Echenoz, estuvo
curado, empezamos a hablar. Le pregunté por qué había elegido quedarse en
Colombia, un país tan atrasado y violento y del que todo el mundo quiere irse,
y él me dijo, eso no es cierto, ¿tú te irías?, le dije que sí, si pudiera me
iría en ese mismo instante, con mi hermano, ¿y adónde?, quiso saber, y yo le
dije, a cualquier parte, cualquier rincón del mundo debe ser mejor que esto, me
gustaría ir a Europa, a un país civilizado, y él me miraba sin juzgarme, la
sábana cubriéndole la mitad del pecho, con vellos canosos que le salían por los
ojales del piyama, y decía, ¿país civilizado?, tú no quieres irte de Colombia,
lo que quieres es alejarte de algo que no te gusta (…) A pesar de las
dificultades, la vida es mucho más hermosa que en los lugares «civilizados»,
¿qué significa la civilización? En Europa no hay futuro. Un continente cansado
y cascarrabias que quiere enseñarle a los demás a vivir, pero que de tanto
mirarse al espejo se congeló. ¿Tú estudias Sociología? Italia y Francia
gobernadas por payasos, ¿qué significa allá ser de izquierda?, no mucho, leer
la prensa de izquierda, tener un viejo CD de Manu Chao, camisetas del Che
Guevara y el Subcomandante Marcos, preocuparse por el medio ambiente, por los
derechos humanos en algún país lejano, poco más; Europa, como toda sociedad
opulenta, cae por la pendiente. Lo mismo que un individuo que lo tiene todo,
que está enamorado de sí mismo y se admira, eso es lo que pasa allá, pero lo
que no saben los europeos es que ellos no son el futuro de nadie. Es al revés:
el futuro es la periferia. ¿Cómo vas a decir que este país es atrasado y
violento, como si eso fuera un valor esencial, racial o cultural de una nación
y no de otra? Lo que pasa es que es un país joven, muy joven, y aún está
buscando un lenguaje. Lo que tú ves en Europa, esa paz de hoy, costó dos mil
años de guerras, de sangre, torturas y crueldad. Cuando las naciones de Europa
tenían la edad de Colombia eran enemigas entre sí y cada vez que se encontraban
corrían ríos de sangre; había lagunas y estuarios, dársenas de sangre. La
última guerra europea dejó cincuenta y cuatro millones de muertos. ¿Te parece que eso no es
violencia? Nunca lo olvides. Sólo en la toma de Berlín por las tropas rusas,
algo que duró un par de semanas, hubo más muertos que en todo un siglo de
conflictos en Colombia, así que quítate esa idea, este no es un país
especialmente violento. Sólo que tiene una gran complejidad y ha sido
vapuleado, y lo peor, armado. Tiene riquezas y una ubicación notable, y eso
siempre acaba por explotar. La violencia es parte de la cultura, de la
Historia, de la vida de las naciones. De la violencia nacen las sociedades y
los periodos de paz, es así desde el principio de los tiempos y Colombia está
en medio de ese proceso; te aseguro que lo va a lograr más rápido y con menos
sangre que Europa.
Yo escuchaba al señor
Echenoz con escepticismo y le decía, pero en las guerras europeas la gente se
mataba por un ideal, aquí no, aquí es pura barbarie, es la plata o las tierras
o la hoja de coca, pero él decía, es lo mismo, las razones que cree tener
alguien que va a disparar contra otro pueden variar, pero el hecho es el mismo,
alguien oprimirá el gatillo, y cuando el plomo rompa la piel y trepane el
cráneo e interese un lóbulo y lo perfore y abra un surco en el cerebro, una
vida con una historia y un pasado quedará detenida y un cuerpo transformado en
masa sanguinolenta caerá al suelo, y ese hecho, aborrecible en sí mismo y que
no tiene ni puede tener explicación o justificación, hace que todos los motivos
sean equivalentes; a mediados del siglo XX eran las ideologías, luego fue
la tierra o el control de los recursos, las reservas de hidrocarburos. La
política no es el motivo, sino el modo en que la política representa una
necesidad para dar el paso siguiente, que es el ataque. Las ideologías no son
más que profecías de autocumplimiento. La fuerza bruta es el
argumento más utilizado por el hombre en su historia, sea de la cultura que
sea, y no te preocupes, aquí no se hace nada que no se haya hecho ya en otras
partes, y por los mismos motivos. Lo que pasa hoy en Colombia, en el fondo, es
el resultado de una fórmula impuesta. ¿Sabes
cuál es el nombre contemporáneo de la perversidad? Se llama democracia.
Si un chimpancé con un tambor llega a ser popular y gracioso, podría ser
elegido presidente. ¿Por qué el voto de quienes no tienen criterio ni educación
ni cultura vale lo mismo que el de quienes sí la tienen? ¿por qué un voto
obtenido con un revólver en la cabeza o lavando el cerebro de la gente con
publicidad o comprado con cincuenta mil pesos, vale igual que un voto expresado
en libertad? Pregúntaselo a los defensores de la democracia. Esa es la gran
perversidad, pero esto no se puede decir. Si todos tuvieran educación y las
variaciones entre lo alto y lo bajo, en términos de cultura, fueran más
pequeñas, la democracia sería universal y estaríamos en Suecia, pero no es así.
En África la gente vota por los de su tribu y por eso siempre gana el partido
de la tribu más grande, ¿y sabes cuál es la única forma que tiene una tribu
para reducir el número de votantes de otra? El machete. En muchos países de África
lo que ha llevado a la guerra civil no es la dictadura, sino la democracia. Las
tribus pequeñas odian el sistema que le da el poder al clan más grande, ¿y qué
es el poder? El derecho a apoderarse de un país. Aquí es diferente porque no
hay tribus, pero sí clanes y, últimamente, caciques. ¿Cómo va a poder ganar en
un medio así un candidato de izquierda, o un ecologista, por ejemplo? Gana el
que tiene más plata, como en Italia, o el que tiene más armas y es más fuerte.
Gana el macho alfa, porque la democracia, en términos de sexualidad, es una
relación masoquista: se le da el poder al fuerte para que lo ejerza sobre el
débil, y este adopta una actitud de sumisión que consiste en ponerse de
espaldas, levantar la cadera y ofrecer el ano para evitar la confrontación.
El subrayado se habrá notado que lo hice yo, cuán atinado fue.
Foto: JHB (D.R.A.) |
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