miércoles, 19 de diciembre de 2018

MI ÚNICO SUEÑO ERA SER FELIZ



Acordaos oh dulcísimo Niño que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento(1) y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: Todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado. Lleno de confianza en vos, oh Jesús…

Como poema es de aquellos versos hermosos que lo transportan a uno a esa infancia de pesebre y pólvora, como se estilaba aquellos días. Es parte de la novena que se me ha quedado grabada en esa memoria que permanece, a pesar de los años y que transcribo de simple memoria.

Es un clamor de humanidad, de esa que ha estado agobiada y doliente durante tantos siglos y que parece que nunca mejorará, porque su condición permanente ha de ser la de agobiada y doliente.

Y la promesa, al parecer de palabra, de que nada se nos negará, que la esperanza ha de estar allí, per omniam secula seculorum, como se estilaba decir antaño y que de la misma manera hemos de llenarnos de confianza, a pesar de que muramos y la palabra permanezca incumplida.

Y siento esas palabras vacías, a pesar de la hermosura del verso, y recuerdo en un documental oír a una mujer de 35 años, de Kazajistán por allá en la lejanía cercana a la Mongolia, que decía que su único sueño había sido ser feliz. Se le veía con miles de años de más, rodeada por un mundo de muchachitos sin esperanza, ante un desolador panorama no solo de tierra sino de tristeza. De esa humanidad, la agobiada y doliente, de la que quiso ser feliz por siempre, pero que solo puede ver cómo la vida se le va y el sueño se evapora, sabiendo que no será feliz, que nada valió la pena, que el sufrimiento y la angustia de vida fue todo lo que logró y que ni con el baloto logrará realizar su sueño de ser feliz (duélete de mis dolencias, duélete de mis dolencias, si algún día me has querido, pero enséñame a ser feliz, porque infeliz yo he nacido(2) me oigo cantar, como recordatorio de la promesa y de la señora de Kazajistán, la que quiso ser siempre feliz, pero no pudo lograrlo). Qué vida tan triste y uno quejándose, Dios mío.

Será que la promesa hecha a esta pobre humanidad agobiada y doliente algún día será cumplida? O será como la sinonimia que hay entre horizonte y esperanza que dan aliento pero nunca podrán ser alcanzados?

No era por tirarme la navidad, pero me enseñaron que las promesas son para cumplirlas y todavía sigo esperando que la humanidad agobiada y doliente sea salvada.

Pero siempre es bueno saber de qué pie cojeamos.(3)

Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Si quieren ilustrarse sobre la Venerable, en https://es.gaudiumpress.org/content/84968-El-Nino-Jesus-de-Beaune-y-la-devocion-a-la-Coronilla-del-Divino-Infante-
(2) https://www.youtube.com/watch?v=I9JhONozkco- Dolencias, Inti Illimani.
(3) Arturo Pérez Reverte. Falcó.

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