viernes, 15 de febrero de 2019

EL BARCO DE TESEO


La vida nos va moldeando cada día y sin darnos cuenta, cada día nos hace sutilmente diferentes, entendiendo que cada día se refiere a la sutileza del tiempo que trastoca un momento que impide ver en qué momento cambiamos, sin darnos cuenta, casi siempre.

Nuestro pensamiento, llevado por las corrientes imperantes, por las redes sociales o por los chismes callejeros hace que lo que ayer pensábamos hoy lo contradigamos. De igual manera lo que ayer odiábamos, hoy resulte ser parte de nuestro actual pensamiento y proceder. Somos tan impredecibles, que ni siquiera lo aceptamos.

Y así, con los años, esos años que pasan desapercibidos, que pasan dejando caer el pelo hasta que cualquier día nos hace pensar que siempre fuimos calvos, esos años que no permiten delimitar cuando el pelo se puso cano, cuándo la arruga se hizo más evidente, cuándo el cansancio nos alcanzó.

Y el barco de Teseo(1) qué? Pues concluyo:

—Los atenienses decidieron preservar el barco de Teseo como monumento. Con el paso de los años, por supuesto, comenzó a pudrirse, y los atenienses empezaron a cambiar cada pieza de madera podrida por una nueva, una y después otra y después otra. Hasta que todas las planchas del barco habían sido reemplazadas. Y la pregunta que los griegos se hacían (era una especie de acertijo para filósofos) era ésta: ¿Realmente se trata del Barco de Teseo?(2)

Todo hombre debe respetar la persona que ha sido. No puedes ser prisionero del pasado, pero tampoco deshacerte de él. Es parte de ti. (3)

Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Si se quiere saber sobre Teseo: https://es.wikipedia.org/wiki/Teseo
(2) Joseph Finder. Paranoia.
(3) Joseph Finder. Paranoia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario