La vida nos va
moldeando cada día y sin darnos cuenta, cada día nos hace sutilmente
diferentes, entendiendo que cada día se refiere a la sutileza del tiempo que
trastoca un momento que impide ver en qué momento cambiamos, sin darnos cuenta,
casi siempre.
Nuestro
pensamiento, llevado por las corrientes imperantes, por las redes sociales o
por los chismes callejeros hace que lo que ayer pensábamos hoy lo
contradigamos. De igual manera lo que ayer odiábamos, hoy resulte ser parte de
nuestro actual pensamiento y proceder. Somos tan impredecibles, que ni siquiera
lo aceptamos.
Y así, con los
años, esos años que pasan desapercibidos, que pasan dejando caer el pelo hasta
que cualquier día nos hace pensar que siempre fuimos calvos, esos años que no
permiten delimitar cuando el pelo se puso cano, cuándo la arruga se hizo más
evidente, cuándo el cansancio nos alcanzó.
Y el barco de
Teseo(1) qué? Pues concluyo:
—Los atenienses decidieron preservar el barco de Teseo como monumento.
Con el paso de los años, por supuesto, comenzó a pudrirse, y los atenienses
empezaron a cambiar cada pieza de madera podrida por una nueva, una y después
otra y después otra. Hasta que todas las planchas del barco habían sido
reemplazadas. Y la pregunta que los griegos se hacían (era una especie de
acertijo para filósofos) era ésta: ¿Realmente se trata del Barco de Teseo?(2)
Todo hombre debe respetar
la persona que ha sido. No puedes ser prisionero del pasado, pero tampoco
deshacerte de él. Es parte de ti. (3)
Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.) |
(1) Si se quiere saber sobre Teseo:
https://es.wikipedia.org/wiki/Teseo
(2) Joseph Finder. Paranoia.
(3) Joseph Finder. Paranoia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario