Una
sola noticia logró colmar mi frágil paciencia. La entrevista con el presidente
de la Corte Suprema de Justicia. Decía(1):
Los reporteros quisieron saber
cómo logró la Corte el consenso para escoger a Barbosa. Así respondió Acuña:
“El principio fundamental de todo
nuestro trabajo se basa en la comunicación (…) siguiendo la teoría de los
sistemas comunicativos pues nosotros somos un sistema de comunicación y nos
comunicamos para el entendimiento. Siempre que haya comunicación se llegará a
algún entendimiento. Si la comunicación se rompe, no hay comunicación. Eso fue
lo que se hizo, lo que estamos haciendo y lo que vamos a continuar haciendo:
comunicándonos, hablando, llegando a un entendimiento”.
El magistrado
señaló:
“Hay muchas cosas que se dicen,
pero entiendan ustedes que son hipótesis, que son de pronto uniones de algunos
puntos sueltos que se van tejiendo. Hemos demostrado y vamos a seguir
demostrando que no es tal la situación interna como se plantea en algunos
escenarios externos. Tengan la seguridad (de) que son las circunstancias
de datos aislados que se van tejiendo y salen hipótesis. Pero es eso”.
Para el magistrado Acuña, “el
tiempo no existe”. De esa forma les contestó a los periodistas, luego de
manifestar que deseaba que hubiera presidente en propiedad lo más pronto
posible:
“En cuanto a tiempos, yo soy de
una filosofía: que el tiempo no existe. Existen las dialécticas y las acciones
hasta que den resultados, y eso ha avanzado. Estamos esperando que esos
resultados se den en términos muy prontos”.
Las altas cortes,
recuerdo, eran altar de personas cultas, conocedoras tanto del tema como de
amplia cultura; baste recordar los primeros magistrados de la Corte
Constitucional, lumbreras de conocimiento no solo jurídico, cuyas sentencias
eran una delicia de lectura, sin necesitar demasiados conocimientos de
abogados.
Hoy y de un
tiempo para acá, cuando la justicia quedó evidenciada de lo prostituida que
está, solo vemos personajes que ni siquiera saben hablar o, que tratando de
descrestar provincianos, hablan mierda sin sentido -y sin eufemismo (digo)-,
ni siquiera ellos saben de qué es lo que hablan, tal como transcribí. Esos son
los personajes que administran justicia en este país, país del Sagrado Corazón
y lo único que pienso es en que Dios me libre de caer en semejantes garras,
pues no tengo defensa a pesar de que sea inocente, pareciera que le va a uno
mejor si no lo es.
Tomado de Facebook. 71818349_10157658226647140_4322169179311439872_n.jpg |
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