Como siempre, este blog se alimenta
de mi curiosidad y de mis ratos de ocio, que son muchos, viendo Netflix, entre
otros. Otros dirán que es de lo desocupado que vivo. Pero bueno. Volviendo al
tema, vi una serie que se llama El Mesías y recordé de paso el libro de Enrique
Jardiel Poncela, La tourneé de Dios(1).
Pensé en cuáles serían las razones
por las que Dios –en cualquiera de sus formas trinitarias- no volvía a este
planeta, pero caí en la nota en que todo redentor siempre terminaba crucificado
y supongo que no es pendejo para repetir.
Si Jardiel Poncela, de manera
exquisita escribió sobre cómo sería el anunciado retorno de Dios en el siglo
XX, valdría la pena su actualizada a este siglo, con Internet, redes sociales y
mayor estupidez a medida que se avanza en tecnología y tiempo. Jardiel, ante el
anuncio de la parusía[2] hace
hincapié en la estupidez humana, por citar un ejemplo: en dónde alojar al
Señor. Después de muchas discusiones deciden que qué mejor lugar que su propia
casa, una catedral y al pobre le tocó terminar durmiendo en un confesionario.
Entonces, cómo sería hoy?
Naturalmente nadie le creería que
fuera el que Es, pero saldrían fanáticos por todos lados, se crearían grupos en
redes sociales, se le seguirían sus pasos en tiempo real, todos y nadie
querrían ser sus discípulos elegidos, los bienamados. Los interesados esperando
solo milagros, los estafadores, los religiosos, los que no creemos mucho, los que
no tienen nada qué hacer, nada qué perder. Y mucha chusma siguiendo al Señor,
en vivo, en directo, por redes sociales, periodistas a granel, políticos
buscando la selfie exclusiva… no quiero ni imaginarme cómo sería. Pobre Dios!
Y todos pendientes, esperando los
milagros, queriéndolo tocar para sanar, palpar, tener algo de Él, ya se podrán
imaginar cómo sería el espectáculo. Sólo pensándolo entendí el piedrononón del
Papa hace un tiempo de la señora que no le quería soltar la mano. En fin, todos
esperando la multiplicación de los panes, esperando que se saltara sus sermones
y parábolas, inentendibles desde aquellas épocas, aburridoras serían igualmente
hoy.
Creo que con este mundo tan caótico,
Dios no aguantaría más de dos días en este mundo, siempre vigilado, expectante,
todos creyéndose con derecho a dirigir sus pasos, a manipularlo. No me lo
quiero seguir imaginando y si es inteligente Dios, no vuelve a este planeta ni
loco y menos en estos tiempos.
Naturalmente si me lo llegara a
encontrar y me dijera: Sígueme, toma tus
cosas y sígueme, me tocaría, con pesar, decirle: No gracias, ya estoy muy viejo para estos trotes.
«¿Dónde
estás, Dios?», se preguntó. En esos instantes, su fe comenzaba a ser precaria
y, como consecuencia, Miguel Ángel empezó a dudar: «¿Y si Dios no me ha puesto
en la Tierra para que lleve a cabo un cometido grandioso? ¿Y si no es a mí a
quien ha bendecido con las más excelsas manos para trabajar el mármol? No, de
momento Dios no me ha ofrecido nada. Ni siquiera la vigilia de su ángel más
austero».(3)
Tomado de Facebook FB_IMG_15826345214763946.jpg |
[1] Una breve
sinopsis puede leerse en https://sagacomic.blogspot.com/2012/08/resena-la-tournee-de-dios.html.
[2] El
término parusía, para la mayoría de los cristianos, es el acontecimiento
esperado al final de la historia: la Segunda venida de Cristo a la Tierra.
Wikipedia.
[3] Alejandro Corral. El desafío de Florencia.
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