miércoles, 4 de marzo de 2020

REFLEXIONES EN TORNO DE LA PARUSIA


            Como siempre, este blog se alimenta de mi curiosidad y de mis ratos de ocio, que son muchos, viendo Netflix, entre otros. Otros dirán que es de lo desocupado que vivo. Pero bueno. Volviendo al tema, vi una serie que se llama El Mesías y recordé de paso el libro de Enrique Jardiel Poncela, La tourneé de Dios(1).

            Pensé en cuáles serían las razones por las que Dios –en cualquiera de sus formas trinitarias- no volvía a este planeta, pero caí en la nota en que todo redentor siempre terminaba crucificado y supongo que no es pendejo para repetir.

            Si Jardiel Poncela, de manera exquisita escribió sobre cómo sería el anunciado retorno de Dios en el siglo XX, valdría la pena su actualizada a este siglo, con Internet, redes sociales y mayor estupidez a medida que se avanza en tecnología y tiempo. Jardiel, ante el anuncio de la parusía[2] hace hincapié en la estupidez humana, por citar un ejemplo: en dónde alojar al Señor. Después de muchas discusiones deciden que qué mejor lugar que su propia casa, una catedral y al pobre le tocó terminar durmiendo en un confesionario. Entonces, cómo sería hoy?

            Naturalmente nadie le creería que fuera el que Es, pero saldrían fanáticos por todos lados, se crearían grupos en redes sociales, se le seguirían sus pasos en tiempo real, todos y nadie querrían ser sus discípulos elegidos, los bienamados. Los interesados esperando solo milagros, los estafadores, los religiosos, los que no creemos mucho, los que no tienen nada qué hacer, nada qué perder. Y mucha chusma siguiendo al Señor, en vivo, en directo, por redes sociales, periodistas a granel, políticos buscando la selfie exclusiva… no quiero ni imaginarme cómo sería. Pobre Dios!

            Y todos pendientes, esperando los milagros, queriéndolo tocar para sanar, palpar, tener algo de Él, ya se podrán imaginar cómo sería el espectáculo. Sólo pensándolo entendí el piedrononón del Papa hace un tiempo de la señora que no le quería soltar la mano. En fin, todos esperando la multiplicación de los panes, esperando que se saltara sus sermones y parábolas, inentendibles desde aquellas épocas, aburridoras serían igualmente hoy.

            Creo que con este mundo tan caótico, Dios no aguantaría más de dos días en este mundo, siempre vigilado, expectante, todos creyéndose con derecho a dirigir sus pasos, a manipularlo. No me lo quiero seguir imaginando y si es inteligente Dios, no vuelve a este planeta ni loco y menos en estos tiempos.

            Naturalmente si me lo llegara a encontrar y me dijera: Sígueme, toma tus cosas y sígueme, me tocaría, con pesar, decirle: No gracias, ya estoy muy viejo para estos trotes.

«¿Dónde estás, Dios?», se preguntó. En esos instantes, su fe comenzaba a ser precaria y, como consecuencia, Miguel Ángel empezó a dudar: «¿Y si Dios no me ha puesto en la Tierra para que lleve a cabo un cometido grandioso? ¿Y si no es a mí a quien ha bendecido con las más excelsas manos para trabajar el mármol? No, de momento Dios no me ha ofrecido nada. Ni siquiera la vigilia de su ángel más austero».(3)

Tomado de Facebook FB_IMG_15826345214763946.jpg


[2] El término parusía, ​ para la mayoría de los cristianos, es el acontecimiento esperado al final de la historia: la Segunda venida de Cristo a la Tierra. Wikipedia.
[3] Alejandro Corral. El desafío de Florencia.

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