Expertos en copiar, sobre todo a los gringos, y naturalmente lo malo, nunca lo bueno, una nueva etapa de vandalismo.
Protesta por la muerte de un
cristiano. Resultado cinco muertos más, como ochenta heridos, destrozos por
todos lados a un elevado costo y todo para qué? Una noche de vandalismo, eso
fue todo y parece película de Holywood, que para salvar a uno mueren veinte y
todo el mundo feliz. Eso sigue rayando todas mis posibles lógicas, no hay
razón. Pero así somos.
Y los titulares, grandilocuentes como
siempre y como siempre, mentirosos al no decir toda la verdad. El muerto un
abogado, que uno termina pensando que era un eminente abogado, pero viendo bien
la noticia, de abogado no tenía nada, solo había estudiado para abogado y aún
no se graduaba, aunque su muerte lo graduó, como hicieron los periodistas. Era
taxista, sin que con ello quiera decir que se le denigre de su condición. Esto es
hablar sin eufemismos. Simplemente debió decirse que otro ser humano había
muerto por desmanes generados con la policía. Pero empezaron a salir los
chismes, de los que se nutren con avaricia los periodistas. Que era muy bueno.
Qué difunto no lo es? Que era muy inteligente. Quién no lo presume? Que era un
buen padre y un buen hijo. Y eso qué dice? Que además estudió aeronáutica. Y? Y
en entrelíneas, que estaba tomando cerveza con unos amigos. Ah! Ahí cambia la
cosa. Quién iniciaría el alboroto para que interviniera la policía?
Ingredientes para una telenovela, taxista, ebrio, policía. Qué otra cosa podía
resultar? Y policías estrenando armas, me lo imagino. Y todos contra todos. Y
como interviene la policía, los del orden terminan desordenados y todos contra
los policías, porque por definición popular son los malos, no se puede confiar
en ellos.
Entonces me sigo preguntando, cómo
fue la cosa realmente? Mil presentes, mil versiones, todas acomodadas según la
versión que cada uno quiere presentar, dejando mal parado a alguien, porque no
todos pueden estar de acuerdo.
Y ver los videos de los vándalos.
Hampones sueltos que parecieran que se hubieran doctorado en desmanes, con una
práctica propia de los mamertos que ya sabemos. Naturalmente en medio de chusma
uno se acalora, se contagia y termina siendo igual de vándalo que el vecino que
lo patrocina.
En conclusión, por un muerto, que
muerto ya estaba, murieron unos cuantos más y valió la pena? Destrucción a
granel de vehículos, puestos de policía, casas –vecinos que no tenía nada qué
ver pero sus vidrios al suelo llegaron, o sus antejardines sin ladrillos o la tienda de la esquina- y
todo cuesta y reponerlo cuesta, más cuando hay podredumbre en contrataciones
estatales, especialmente en fuerzas armadas. Y valió la pena? Sigo
preguntándome. No sé si soy de derecha, de izquierda, de centro de una u otra,
poco me importa, pero sigo pensando que ante el vandalismo: garrote, sin
compasión. El orden cuesta, la libertad también, pero a situaciones
extraordinarias, medidas necesarias.
Si muero en medio de desmanes,
espero que digan que fui políglota, porque estaba empezando a estudiar algún
idioma. Pero también pregúntense si no fui yo el que inició la pelea, uno nunca
sabe, el torero sabe que de tanto torear puede salir corneado y la culpa no es
del toro.
Y todo inició por un muerto y ya van diez y un montón de heridos, atentados a la propiedad ajena, con un bus robado arrollaron a una señora, anónima. Si me dejaran en el poder un ratico dejaría salir el hitlercito que llevo dentro y arrasaría con esa mano de irresponsables, sin agüero, porque no hay derecho!
Al fin y al cabo, ¿cuál es la persona empeñada
en una disputa que piensa que la razón no está de su parte?[1]
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