Lo que es la ignorancia. Recuerdo aquellas épocas en que los europeos y hasta los gringos pensaban que los latinos aún vivíamos en chozas, usábamos taparrabos –no me imagino a los chibchas usando taparrabos en estas tierras de Bacatá, con ese frío-, que nuestros caminos eran de herradura y que gracias a quienes nos conquistaron estábamos en etapa de superación. Ver a esos europeos visitando estas tierras y llevarse la sorpresa de que no usamos taparrabos –aunque con la moda de calzones rotos ya uno no sabe-, de que tenemos ciudades, que no somos tan atrasados como creían ellos. Y no hablo de hace mucho, no, aún hay gente que piensa que vivimos en medio de una selva.
Me ofendía cuando leía u oía
comentarios al respecto, porque atacaban mi propia civilidad. Pobres
ignorantes, me repetía.
Pero me llevé una sorpresa, a raíz
de alguna lectura y de comentarios adicionales, que me llevaron a la reflexión.
Qué sabía yo de África? África generalizada para mí es sinónimo de negros, de
pobreza, de miseria, de incultura, de atraso. Mi cultura llegaba a lo aprendido
en mi época de estudiante, donde recitaba los nombres de los principales ríos,
de países y capitales y creo que nada más, además de Tarzán y su forma de
vivir, que se asociaba con todos sus congéneres de ese continente.
Alto Volta (Burkina Faso), Zaire
(Congo), Rodesia (Zimbabue), Abisinia (Etiopía), Somalia (Yibuti) eran nombres
de algunos estados o reinos africanos que cambiaron a los actuales.
Naturalmente son meros nombres que no me dicen nada, solo que son de África,
que hay muchos negros y que la miseria les acompaña, como les acompaña la
jungla y sus fieras, taparrabos y poca civilización.
Pero resulta que África es mucho más
que esos conceptos preconcebidos que aún rondan por mi mente. Y no todos son
negros, gran parte, pero no todos, pues el norte de África, de Egipto a
Marruecos, así como Sudáfrica, las tonalidades de piel son diversas. Y no todo
es selva, las ciudades tienen grandes edificios, carreteras y no visten de
guayuco, aunque subsistan tribus, como indígenas tenemos por acá.
Todo ésto me llevó a pensar que los
africanos deben sentirse igual que me sentía yo cuando los europeos piensan en
el atraso de estas tierras latinas. Y sentí vergüenza de la ofensa que hago
cuando pienso en África, debido a mi ignorancia, pensando que todavía Tarzán,
con taparrabo incluido, aún habita en esa parte del planeta. No hay derecho!
Pobre ignorante, me repetía.
Desde luego, el mundo, siendo ya global y cada
vez más pequeño, seguía dividido en zonas culturales que bien podían
considerarse como planetas diferentes separados por varios millones de años
luz.[1]
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