Quién es ese viejo que me mira en el espejo? No puedo ser yo. Soy más joven, menos inquisitivo en la mirada, menos arrugado. O al menos eso pienso.
El
espejo no miente, es uno de los pocos que no miente, porque se limita al
reflejo de lo que él ve.
Mientras
que lo que uno ve pareciera que no fuera real, que fuera otro, al no poder
reconocer que es uno mismo, al no poder sostenerle la mirada para poderle decir
al menos: Hola! Soy yo, eres mí. Eres yo,
soy yo, somos uno.
Ese
otro tal vez por eso nos mira de esa otra forma, porque sabe que lo negaremos
tres veces, como Pedro y no solo tres, sino las veces que haga falta.
Por
eso, para no quedar en evidencia, es mejor no verse en el espejo, porque ese
otro no necesita del siquiatra, ese acepta las cosas como son y no se
avergüenza de lo que refleja, al ser él mismo.
No era bueno observar las tinieblas con
demasiada claridad, no era bueno escuchar estos pensamientos con demasiada
atención. Por eso la gente ponía la radio a todo volumen. Para ahogar los
pensamientos. Para mantener las tinieblas a raya.[1]
Como ha pasado la vida, pero es verdad uno tiene la edad que siente tener. Yo por ejemplo todavia me siento de 30.
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