lunes, 9 de agosto de 2021

ETCÉTERA

             Un etc. me llamó la atención y me hizo pensar en su contenido. Primer paso, ver su significado: (del latín et cetĕra, significa «y lo demás»)​ es una expresión usada para sustituir el resto de una enumeración que: 1. se sobreentiende gracias a una progresión lógica o al contexto, por lo cual sería superfluo, 2. no interesa expresar.

 

            Siempre lo había visto como aquél que está y al estar ya dice todo lo que tiene que decir (me sonó la frase como la palabra familia o amigos). Es decir, se da por hecho, se entiende lo que se persigue más allá del punto que lo define.

 

            Un etcétera dice lo que está más allá y que no quiere decir más para no alargarse, por el contrario, para acortarse, como es el etc., para no ser más explícito porque se debe sobreentender, porque sobran las explicaciones, porque a buen entendedor pocas palabras, porque, en fin, pone fin a lo dicho.

 

            Pero me pregunto, que hay más allá de un etc (e te ce) y un punto con el que finaliza la frase, la conversación, la idea. (me sonó igualmente la frase como la palabra familia o amigos).

 

            Y terminando, es mejor terminar con un etc., etc., etc., así, por triplicado, para indicar que no es posible alargarse en la discusión, la explicación o las ganas de seguir hablando.

 

            Es así, un punto final por triplicado.

 

—¿Y tú qué estás leyendo?
El libro que sostenía en la mano era pequeño, tenía la cubierta de color crema y pertenecía a una editorial desconocida: Edizioni dell’orto botánico.
Me lo ofreció. Se titulaba: La manumisión de las
palabras; subtítulo: anotaciones para un seminario sobre la escritura. No figuraba el nombre del autor en la cubierta.
Lo hojeé y leí unas cuantas frases.
Nuestras palabras carecen a menudo de significado. Ello ocurre porque las hemos gastado, extenuado, vaciado mediante un uso excesivo y, sobre todo, inconsciente. Las hemos convertido en cascarones vacíos. Para contar algo, tenemos que regenerar nuestras palabras. Tenemos que devolverles su sentido, consistencia, color, sonido, olor. Y, para hacerlo, tenemos que romperlas en pedazos y reconstruirlas después.[1]

Tomado de Google. 31899289.jpg



[1] Dudas razonables. Gianrico Carofiglio.

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