lunes, 23 de agosto de 2021

¿LA VIDA SON SOLO PREGUNTAS?

             Estaba tomando tinto y oyendo una conversación ajena, aunque era más un monólogo pues el otro se limitaba a mover la cabeza en afirmativo o en negativo, según fuera lo dicho o de una ajá, no sé si animándolo a continuar o señalando que la conversa ya le cansaba. El hombre estaba hablando del movimiento de la luz, de azul acá, de rojo más allá, del generador de partículas y de cómo de una inquietud salía otra y terminó afirmando, en sentido científico -no es que el hablante lo fuera-, que una pregunta siempre llevaba a otra y así se había logrado la evolución.

 

            Entonces vislumbré una pregunta: será que la vida, no científica sino la corriente y moliente, no es un ciclo de preguntas constantes. Y en efecto, vi que la mayor parte de nuestra vida es de preguntas. Será que salgo? Será qué llueve? Será que me lleva? Qué pasa si? Qué estará haciendo? Será que llevo pan? Dónde dejé las llaves? Esto subió? Cuánto pagarán? A qué hora llegará el jefe? Será que me deja? Será que acepta? En dónde estará? Ya será hora de levantarse? Cómo será el día? Y así cada instante de la vida y si no me cree haga la prueba de cuántas preguntas se ha hecho desde que se levantó.

 

            Eso me lleva a pensar a que parte de la vida es de adverbios[1] y, para mayor precisión, interrogativos: Cuándo, dónde, cómo, por qué, para qué, qué, quién…, aunque también están los dubitativos: tal vez, acaso, quizás, a lo mejor, tampoco, probablemente, seguramente, posiblemente. Aunque tal vez, los dubitativos sean la respuesta a los interrogativos. Siendo siempre imprecisos, como la vida misma.

 

            Y todo este razonamiento, que me llevó de lo filosofal a lo gramatical, deja el sinsabor de lo interrogativo conduciendo a lo dubitativo, una imprecisión, tal como la vida lo es.

 

—¿Pensamiento mágico?
—Sí, es un mecanismo mental por el que vemos significados donde no los hay e imaginamos correspondencias inexistentes entre causas y efectos llegando a creer que podemos modificar la realidad con nuestros pensamientos a través de acciones simbólicas o de rituales. El pensamiento mágico es la base de la creencia en el mal de ojo o en los amuletos. No sé si me he explicado bien.
—Sí, sí. No paso por debajo de una escalera porque creo que podría causarme una desgracia, aunque entre el pasar por debajo de una escalera y la posible desgracia no haya ninguna relación de causa efecto salvo en mi imaginación.
—Exactamente. La superstición nos afecta a todos. Hay una anécdota estupenda sobre Niels Bohr, uno de los mejores científicos de todos los tiempos. Al parecer había colgado una herradura en la puerta de su casa de campo. Un día uno de sus estudiantes fue a verlo y al ver la herradura se quedó atónito. «Profesor, ¿realmente cree usted que una herradura colgada en la puerta da buena suerte?» «No», respondió Bohr, «claro que no lo creo. Pero parece que funciona igualmente»[2].

Tomado de Google
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[1] Los adverbios son palabras que complementan a los verbos, a los adjetivos o incluso otros adverbios. Se utilizan para expresar lugar, cantidad, tiempo, modo, duda, afirmación, etc. Fuente: https://www.ejemplos.co/adverbios/#ixzz73FkteNcE

[2] Las tres de la mañana Gianrico Carofiglio.

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