lunes, 2 de agosto de 2021

SIMIL

 Como acostumbro diariamente, me convertí en paseador de mis perros, ambos de gran tamaño, pasivos mientras no se les alboroten o mejor, mientras no se alboroten ellos, pero siguen siendo inofensivos, aunque por el tamaño la gente los mira con respeto y uno piensa, solo piensa, que va bien protegido. Pero tanto Milán como el Randalberto tienen conciencia de que quien los protege soy yo, qué desilusión. El uno indiferente y distante y el otro que se vende por algo de comida o por una caricia, en ese orden.

 

En estos paseos se ve gente, se saluda gente y a veces es motivo para una charla insulsa.

 

Eso me ocurrió cualquier día. Un señor llevaba unos perros de los chiquitos, pero de los gritones y me hizo la siguiente reflexión:

 

Muy lindos sus perros. Muy grandes, dan como miedo. Pero parecen tranquilos. No se ha dado cuenta que todos los bulliciosos son estos perros chiquitos, estos que hay que mantenerlos con correa para que no estén peleando por ahí, siempre gritones, siempre bulliciosos, buscando pelea, creyéndose los dueños del mundo, gruñendo a todo el que pasa, pero se le acerca uno grandote y automáticamente se vuelven gallinas o, si están bien agarrados, siguen ladrando y haciendo bulla, porque saben que en cualquier caso se meten entre las piernas de uno para protegerse, ahí sí. Chiquitos que se creen dueños del mundo… creen que ellos pueden contra el mundo…

 

Se quedó pensativo y sabiamente concluyó:

 

Se parece a los colombianos, a los colombianos en medio de una manifestación…

 

No dijo más y se despidió. Un símil que me pareció muy gracioso, pero ilustrativo y hasta educativo.

 

Los españoles seguimos siendo los primeros enemigos de nosotros mismos. Empeñados en apagar las luces allí donde las vemos brillar. (…) encima, lo poco de dentro lo convertimos en arma arrojadiza, de discordia: tal autor es extremeño, aquél es andaluz, éste valenciano… Nos falta mucho para ser nación civilizada con espíritu de unidad, como las otras que con justo motivo nos hacen sombra… Creo que no es el mejor medio recordar siempre, como solemos, la patria de cada cual. Antes convendría sepultarla en el olvido, y que a ninguna persona de mérito se la considere otra cosa que española.[1]

Foto JHB (D.R.A.)


[1] Hombres buenos - Arturo Pérez-Reverte. Alúdase a cualquier país, somos iguales.

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