Tuve un sueño horrible y en mitad de la noche me desperté.
Jesús le decía a Lázaro: «Levántate y anda».
Pero Lázaro no se levantaba. «Levántate y anda», repetía Jesús. Pero Lázaro no
reaccionaba. Jesús, que se parecía a Severino, el conductor del camión
cisterna, se enfadaba. Menudo papelón. Cuando Jesús te dice levántate y anda,
tienes que hacerlo, sobre todo si estás muerto. Pero Lázaro no hacía ni caso:
seguía inmóvil. Entonces Jesús empezaba a zarandearlo como a un muñeco, y al
fin Lázaro se levantaba y le daba un mordisco en el cuello. «Deja en paz a los
muertos», decía con los labios chorreando sangre.
Abrí los ojos asustado. Estaba empapado en
sudor. (…)
Nadie estando vivo puede creer que está
muerto. Cuando estamos muertos, estamos muertos, y vamos al paraíso, o como
mucho al infierno.
Pero ¿y si decía la verdad?
¿Y si estaba realmente muerto? ¿Y si lo habían
resucitado? ¿Y quién lo había hecho? Solamente Jesucristo puede resucitarnos;
nadie más. Pero, al despertarnos, ¿sabemos que estábamos muertos? ¿Nos
acordamos del paraíso? ¿Nos acordamos de quiénes éramos antes? Seguramente nos
volvemos locos, porque tenemos el cerebro podrido y nos da por hablar de osos
lavadores.[1]
De la lectura me llamó la atención
el recordar a Lázaro y a su vez, me trajo el recuerdo de algunos chistes oídos
en mi juventud, tal como aquél que decía que una vez resucitado Lázaro, éste
salió corriendo y como le tenía a Jesús una aretas, le gritó el Señor: Lázaro,
las aretas. Y no habiendo captado bien el mensaje, Lázaro se volvió hacia Jesús
y le gritó: Jesús, jesusetas! (Hasta aquí el primer chiste). Y el segundo, se
refiere a un presente de la resurrección que estaba narrando el hecho y decía
que Jesús se acercó a Lázaro y le dijo: Lázaro, levántate y anda. Y Lázaro andó,
dice el narrador. Anduvo, güevón, le corrige el otro, y aquél le replica: Sí, anduvo
güevón un tiempo pero se le pasó.
Hoy en la distancia no suenan tan
jocosos o les faltó la pimienta del narrador. Como sea, vuelvo al cuento que me
llamó la atención, sintió Lázaro ese cambio? Fue consciente al pasar de una
vida a otra y luego a la misma? Un hecho tan importante por qué no fue
documentado? Sólo se menciona como de pasada. Y bueno, qué fue de Lázaro
posteriormente?
A la última pregunta, me tocó
investigar un poco, vía internet[2],
como se hace ahora, y la historia de Lázaro se convierte en leyenda[3],
es decir, con dos versiones, una que le lleva a Chipre y se convierte en obispo
-sin mayor comentario sobre el final- y la otra, dice que terminó en Marsella y
se convierte en obispo -sin mayor comentario sobre el final-. Es decir, el
hombre murió dos veces, sin mayor precisión, como todo en la iglesia, oh
misterio sublime! Y como misterio, resulta que Lázaro siempre estuvo acompañado
de sus dos hermanas María y Marta de Betania, pareciendo que la primera es la
misma María Magdalena, pero no es seguro, según cuenta la misma iglesia, aunque
los tres terminaron siendo santos.
Y evitando seguir con la curiosidad
histórica, dado que el final se convirtió en cuento o leyenda, para ser más
precisos, me dije: Deja en paz a los muertos, que ellos algún día también serán
olvidados!
Las cosas, una vez pensadas, ¿qué necesidad
hay de decirlas?[4]
[1] Niccolo Amminiti. No tengo miedo.
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%A1zaro_de_Betania. https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_de_Betania. https://es.wikipedia.org/wiki/Marta_de_Betania. https://es.wikipedia.org/wiki/Resurrecci%C3%B3n_de_L%C3%A1zaro.
[3] En leyenda árurea, para más señales y
para más ilustración, dice Wikipedia: La intensidad de los relatos,
preocupados menos por la fidelidad histórica y filológica (…) que por la
intención doctrinaria y ejemplificadora, fue una de las principales razones del
éxito de la Legenda.
[4] Niccolo Amminiti. No tengo miedo.
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