Me consideré siempre culto, con buena expresión escrita, al haber tenido una buena escuela y disposición para ello, pero sin ser rimbombante ni pretensioso (no como las sentencias de los honorables jueces de este país que pretenden pasar por inteligentes utilizando términos rebuscados, supongo que para ocultarse en ellas o para pasar por elevados cultores de la ciencia jurídica, explayándose sin sentido cuando las cosas pueden decirse en tres renglones, con palabras concretas, sin ínfulas, sin pretensión).
Pero bueno, la cosa no iba
precisamente por ahí. Lo que quería decir, si no lo dije en otra oportunidad
pasada, es que cotidianamente dicen, los que saben, que no usamos ni el 1% del
total de palabras contenidas en el diccionario[1]
y supongamos que la persona culta no llega a ese porcentaje, con el tiempo y ya
pensionado, cuando no hay a quien descrestar, el número de palabras de diario uso
disminuye radicalmente al no tener que esforzarse laboralmente ni hay que
descrestar con su redacción a nadie.
Y si se le suma el hecho de que
ante la falta de necesidad de usar ciertas palabras éstas se van olvidando, a
más de la edad, resulta que con menos de quinientas palabras podemos continuar
sobreviviendo y eso es un decir.
Definitivamente el diccionario
quedará como un recuerdo, o como un recordatorio, como se quiera, de un
cementerio de palabras cuyo común denominador serás sus iniciales: p. us. O Usáb.
T.[2]
Una curiosidad retórica y que también
es cierto, información que no sirve para nada, como las sentencias judiciales o
las redes sociales.
Amén.
[1]
… recordar la entrevista al escritor Peruano Marco Martos donde
establecía que en promedio los hablantes usamos 300 palabras para comunicarnos.
Sí, 300 de 283 mil
palabras. Seamos matemáticos en un tema de lenguaje: ¡Usamos aproximadamente el
0,10% de las posibilidades del idioma! Es decir, la lengua española en
realidad es un océano inmensurable, y nosotros apenas la gota en un gotero. Son
300 las palabras que en promedio usa una persona común y corriente, alguien de
a pie que con la educación escolar bastó y sobró; una persona culta,
especulemos que sean las personas que leen los periódicos, algunas novelas,
revistas especializadas o alguna página en internet, cerca de 500. Un
novelista, digamos una persona dedicada a la literatura que escribe y lee, lee
y escribe, usa unas 3000 palabras. Cervantes usó 8000 palabras, es decir, cerca
del 3% del idioma del cual es padre. Entonces, para este escribidor que estará
rozando apenas las mil solo me queda volver al diccionario y aprender, y
aprender, que es una manera de querer nuestra lengua.
[2] p. us. Por poco usada. Usáb. t. Usábase
también. La forma como el diccionario va pasando las palabras a su cementerio.
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