Estaba pensando en alguna de las bobadas con las que mi
pensamiento me entretiene. Por alguna razón miré la fecha de hoy, diecipico de
septiembre y eso me alarmó, al pensar que ya faltaban unos pocos meses para que
acabara el año y a la vez cumpliera mis primeros setenta. Y luego me pregunté:
a qué hora pasaron estos nueve meses que parece que hubieran pasado sobre mí,
sin aviso previo, sin dejar rastro ni recuerdo suficiente como para haberlos
visto pasar, como para dejar una huella de su transcurrir.
Y traté de recapitular lo acontecido en este año que pasó
volando y con claridad no pude aclararlo visto desde una perspectiva general,
genérica y recordé las películas en que se interroga al culpable o a algún
testigo y le preguntan qué estaba haciendo el día 25 de mayo del año pasado a
las nueve de la mañana? Si me lo preguntan a mí no sé qué responder, o mejor
respondería: qué voy a saber yo, si no me acuerdo de lo que almorcé ayer. Y eso
que tendría que hacer un esfuerzo para acordarme qué día era ayer.
Solo sé que el tiempo pasó, sin mi concurso, claro está.
Que pasaron muchas cosas, claro está. Que hice muchas cosas, claro está. Pero
fueron intrascendentes, como lo fueron las cosas que pasaron hace un año, hace
dos, diez o veinte con las variantes propias entre la vida laboral y la actual
de pensionado, en que todo pasa sin pasar y en que ya no hay tantos afanes como
los hubo ayer, ni sus angustias, aunque las siguen habiendo, supongo.
Eso me lleva a pensar que el calendario sigue su curso,
sin nuestro concurso, con algunos recuerdos de lo acaecido, en cuanto nos hayan
impactado, por disfrute o por sufrimiento, por trascendencia o por el simple
pasar, como nos pasa a casi todos. Pero sin contar con nosotros, así como pasan
las horas, pasan los días, los meses y los años (lo que me hizo recordar alguna
canción de antaño, cosa que me hizo recordar a su vez que hay cosas que no se
pueden olvidar, así de curioso es el tiempo).
Qué más puedo decir, si faltan poco más de tres meses
para que se acabe el año y pueda, en algún momento del otro año, volverme a
preguntar a qué hora pasó el año.
El pasado nunca está donde crees que lo
dejaste.
Tomado de Facebook
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