La sinceridad ha muerto, no sé cuándo se perdió, pero hoy se cambió por otra forma de decir, que dejó de ser sincera, se volvió de sentimiento oculto, de trasfondo entendible pero no dicho, para no ofender. Tal vez por eso algunas veces paso por grosero, al sentir que soy sincero diciendo las cosas tal como me parece que son.
Eso se llama modernidad.
… mientras pensaba en la falta de pudor que
delataban esos diarios del siglo veintiuno. Los antiguos, los de papel, eran
algo privado, algo que solo leía el interesado y en los que, por tanto, podía
volcar todos sus secretos. Ahora la vida privada se exhibía en la red, lo cual,
estaba seguro, imponía cierta censura a la hora de escribir. Si uno no podía
ser absolutamente sincero, ¿para qué molestarse en escribirlo? ¿Eran una
llamada de atención al mundo? ¡Eh, escuchad, mi vida está llena de cosas
interesantes! Haced el favor de leerlas…(1)
(1) Sombras en la noche. Bill Pronzini.
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