En varias casas he visto cenizarios como parte del decorado en, generalmente, una sala, a lo colombiano, junto con la vajilla fina que no se usa, los platos que se pegan a la pared, las porcelanas, suvenires recibidos y demás tonterías que la decoran.
¿Qué estoy haciendo aquí?, pensó. Merezco algo
mejor. Luché toda mi vida por una posición, por la seguridad, hice algo de mí y
de mis sueños, y esto no es justo, no es limpio. ¿Por qué yo? ¿Por qué no
Phyllis, por qué no ella, por qué no las putas y los hijos de puta de este
mundo? ¿Por qué yo?
Oh, demonios. ¿Por qué yo? [3]
[1] Y
nótese lo viejo que soy, una vez abierto el ataúd el sepulturero procedía a
hacer añicos los huesos con un martillo y si no me creen, pregúntenle a otro
viejo como yo; aunque tengo entendido que actualmente luego de la incineración
se hace lo mismo o se ponen en una prensa, qué sé yo, y no creo que lo hagan
uno a uno pues la incineración se hace con todos los difuntos recibidos en el
día, de donde deduzco que si se hace prueba de ADN a los restos entregados se
encontrará uno con una gama genética increíble.
[2] La duda me hizo consultar la IA de
Google que me acabó de confundir, o de hacer ver lo ignorante que estaba en materia
idiomática, al decir: El lugar donde reposan las cenizas en una
iglesia se llama cinerario o, en algunos casos, columbario. Un
cinerario es un espacio destinado a guardar cenizas cremadas, mientras que un
columbario es un tipo específico de cinerario que contiene nichos individuales
o compartidos donde se depositan las urnas con las cenizas.
[3] ¡Pánico¡ Bill Pronzini.
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