UNO
Las
decisiones morales están directamente relacionadas en cómo nos afecta a
nosotros. De allí que puede resultar difícil poder ponderar con objetividad una
conducta, un proceder. Cuando nos atacan generalmente sin razón las normas de
decencia, de prudencia y aún las legales terminan en el cesto de basura, porque
lo gamines que somos aflora, olvidamos todo lo aprendido, todo lo sabido y todo
lo aguantado y nos vale güevo la
reflexión, la prudencia y aún la decencia. No les ha pasado? A mí sí.
Se metían
con mi hijo o con mi perro sin haber razón explicable y olvidaba todo y mi
cerebro solo leía: hijueputa, entre
otras vulgaridades dichas a mil por hora. He de confesar, me convierto en una
revendedora, de las de antaño, de las que no se guardaban nada y desahogaban lo
retenido en aras de la armonía, de la ponderación, de la razonabilidad.
Y parece
que eso es algo que tenemos incrustado en el cerebro atávico (a alguien hay que
echarle la culpa).
Pero ese
no era el tema (al menos el que tenía en mente original mente, ese es mi actual
problema, mental, de desviación, de imprecisión, de vagabundeo, mea culpa y me
excuso, aunque no las presente, si me entendieron).
Decía que
las decisiones morales están directamente relacionadas en cómo nos afecta a
nosotros.
Si el
letrero dice: Prohibido parquear, eso se debe entender y punto. Es tan claro
que no admite interpretación (aunque en país de abogados y leguleyos…). Pero
parqueamos frente al prohibido, salimos corriendo a hacer la compra olvidada,
por falta de previsión y mientras corremos (aunque ya ni eso), aflora una
sonrisa explicatoria a quien pudo haberse dado cuenta de la infracción y
explicamos olímpicamente: es que es solo
un minutico, no me demoro y hasta se nos ocurre decir, es que mi abuelita se está muriendo! agregamos para darle mayor
exculpación a la infracción, porque no hay como el pobreteo cuando a uno le
conviene –e irónicamente estamos entrando a la panadería. La abuelita se está
muriendo del hambre!-.
Cuándo
aprenderemos a entender con sentido común que lo que no necesita de
interpretación no requiere de explicación alguna? Cuándo haremos las cosas
correctamente sin necesidad de que nos estén mirando? Cuándo seráse cuándo?
DOS
A veces
es bueno hacerse preguntas sobre lo que de antemano se sabe que no tiene
respuesta (a veces? Oigo a uno que
otro decir con ironía y sin desfachatez!).
Lo digo,
porque muchas veces, a pesar de la limitación de saber que no hay respuesta,
puede que sí haya respuesta, puede conducir a la respuesta o a tener una
esperanza de respuesta.
Y salen a
la luz todas las respuestas –así no lo sean-, disímiles, locas, posiblemente
acertadas, difíciles de comprender, incomprensibles para entender.
Causan
desesperanza, pero pueden ser esperanzadoras.
Necesitamos
esperanza, a pesar de que no haya respuestas.
Es parte
de este mundo sin sentido.
Leí que
Leibniz dijo: Prefiero hacer dos veces lo
mismo que no hacerlo una vez! Por algo también fue filósofo.
TRES
Los
sueños son tangenciales, nada definitivos, nada concretos.
Vaporosos
los más, incomprendidos todos, imaginarios además, pero irreales todos, salvo
los llamados vívidos, si es que existen.
Son tan
tangenciales que creyendo uno su realidad, son realmente inconcretos, aún la
pesadilla, la que nos lleva al miedo, no concretan el motivo del miedo, solo lo
insinúan y por ello son tangenciales. Y nos asustamos ante el miedo tangencial.
Por eso
son irreverentes, por imprecisos.
Los otros
sueños, los sueños de vida, también son tangenciales, por imprecisos, por ser
eso son un sueño, una ilusión.
Tener
conciencia es un inconveniente y yo, amigo mío, la tengo, nunca he podido
desprenderme de ella. Soy ateo, he borrado de mi mente todas las historias que
mis padres me contaban de niño, y las que el pope se empeñaba en que aceptáramos
como única verdad. No, no creo en nada, pero me quedó grabada una conciencia en
algún lugar de mi cerebro; le aseguro que me hubiera gustado poder prescindir
de ella porque es la peor compañera que pueda tener un hombre. [1]
Foto: JHB (D.R.A.)
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