Así se pone en vez de marquesa. Marquise,
y es ya como si se hablara de otra cosa.
Las palabras tienen esas habilidades[1].
A raíz de
que en el feis me picaron la lengua, defensores de oficio de un tal Maldonado,
el del Fondo Premium y al parecer de demás supuestos desfalcos, según los
cargos que le han sido imputados, hice la precisión del descaro de defensa por
alguien que incurrió presunta y aparentemente
en ciertos delitos.
Hago un
paréntesis, para evitarse uno que lo claven penalmente por calumnia ciertas
afirmaciones deben hacerse con cierto velo de protección, a pesar de ver que
están en la cárcel, muchos con delitos confesos, otros con cogidos con las
manos en la masa, y ese velo debe valerse del uso del eufemismo legalista en el
que debe preceder siempre a la afirmación aquello de aparente o presunto. Estupideces tiene la vida, digo yo, pero a
riesgo de… como cual noticiero de televisión. Mejor cierro paréntesis.
Decía que
la defensa en el Facebook, naturalmente sus hijos (sin pensar en aquello de que
de tal palo…), me contestaron al comentario con descaro mentado, que el papá
venía de una prominente y prestante familia, creo que bogotana o paisa o de la
suma de ambas; hoy, da la misma cosa.
Y pensé,
qué importa de donde uno venga? La prominente y prestante familia de donde
provenga uno no quiere decir que sus sucesores y aún antecesores, a pesar del
calificativo obtenido, no puedan ser hampones. Para el caso el de los Moreno
Rojas, de prominente y prestante familia venían, al menos ellos se lo creían,
porque hay muchos cuentos sobre la fortuna de Rojas Pinilla y su descendencia y
de su yerno, padre de los otros, que se haya sabido.
No sé si
fue Antonio Caballero en alguna columna que mencionaba que las prominentes y
prestantes familias lo que hicieron fue lavar su apellido con plata, pues no
fue que las hayan adquirido muy sanamente por allá en la independencia, sino
que hicieron simplemente plata, sin preguntarse cómo y a medida que había más
plata, más burgueses se volvían y así, con el paso del tiempo adquirían el
título de prestante y prominente.
Y qué es
ser prestante? Una de las primeras imágenes que se vienen es el que presta y
casi siempre juega con la plata ajena, se diría. Pero para el efecto, según la Real
Academia, prestante: Del lat. praestans,
-antis. 1. adj.
Excelente o de calidad superior entre los de su clase. Y prominente? Prominente: Del lat. promĭnens,
-entis, part. act. de prominēre
'elevarse, sobresalir'. 1. adj.
Que se levanta o sobresale sobre lo que está a su inmediación o alrededores. 2. adj. Ilustre,
famoso, destacado. Esta ya
está mejor, prominente proviene de levantao,
que hizo plata, no pregunte cómo.
Afortunadamente hoy ya se han superado muchas
pendejadas, por llamarla de algún modo, creo que gracias a la globalización y a
la superación del provincialismo del siglo antepasado y a la lenta muerte de
los clubes sociales, que eran de cualquier manera el medio para la forma discriminatoria,
y ya aquello de prominentes y prestantes se han ido diluyendo en el olvido;
palabras odiosas, al menos para aquellos que no provenimos de esas encumbradas
familias, aún a pesar de que mi mamá sostenga lo contrario.
O tal vez no hayan cambiado
las cosas, tal vez, solo tal vez, han trocado las cosas y, me explico, las
nuevas prominentes y prestantes familias se han cambiado ahora no por los
títulos sino por las propiedades. Ver todos aquellos… (me muerdo los labios para no derramar mala leche), todos aquellos montados en carros de
altísima gama, con casononas o apartamentos y patrimonios que superan los miles
de millones (carros de 300 millones, casas de 2000 millones, pagando colegios
de dos o tres muchachitos con pensiones mensuales de dos o tres millones cada
uno) y viven del puesto! (incluidos militares y demás), a esto nunca le he
hallado explicación y tal vez muera y nunca se la hallaré.
(Muchos han de estar pensando que toda esta mala
leche se deba a la envidia de que no lo tenga yo, que no provenga de prestante
y prominente familia y de que fui incapaz de crear una prestante y prominente
vida. De pronto en algo pueden tener razón).
Vaya uno a saber!
Y para culminar, ya que estamos hablando de tumbes
del llamado cuello blanco, como si el cuello de ellos no se ensuciara! La
contraparte de la viveza, particularmente paisa, porque para vivos ellos, lo
reconocen con orgullo y honor[2], decía,
la de la supuesta gente bien, cuando interesa y es la siguiente:
Sobre la otra presunta
estafa: Juan
Carlos Villegas Jaramillo, uno de los hijos de la familia estafada, le contó a El Espectador cómo
él y sus hermanos decidieron invertir en Estraval en 2012. Aunque la familia ya
había sido víctima en 2011 de la captadora ilegal de los hermanos David y
Beatriz Wigoda, Factor Group. Ya los
habían tumbado pero siguieron dejándose? Ajá!
Y el artículo concluye con estas frases: “Estamos en una sociedad de delincuentes.
Cada tanto aparecen estos ladrones de cuello blanco para robar a la gente de
bien que se gana el dinero honestamente”, expresó indignado Juan Carlos
Villegas. Esta familia antioqueña tiene la esperanza de que, con la actual
Fiscalía, se pueda avanzar en las investigaciones. “La justicia tiene que
actuar y condenar a estos delincuentes. Lo tiene que hacer por respeto a las
víctimas de este monumental fraude, quienes en su mayoría son personas de la
tercera edad”, puntualizó Villegas Jaramillo.
Qué desfachatez en sus afirmaciones, como
perdieron ahí sí la justicia debe ser implacable, “monumental fraude” y el
escudo natural de todo perdedor “quienes en su mayoría son personas de la
tercera edad” y me pregunto además, cómo hizo para ganarse tanta plata
honestamente y perdida también tan honestamente pues lo caparon dos veces, digo
yo. Es inconcebible esta argumentación y es otra forma de corrupción: la
mentira, el abuso de la verdad o la distorsión de la mentira, como se quiera.
Si a ustedes no les emberracó, a mí sí, como se ha podido apreciar. No digo
nada contra el seudo periodista que hizo el artículo, que es otra forma de
corrupción, presentar las noticias acomodadas, amañadas, que llamen la atención
del pueblo para vender, no para solucionar la vida.
Otra muestra de que uno no puede vivir apaciblemente,
porque las noticias del día a día son las portadoras implacables del estrés al
que ya nos acostumbramos y de las que ahora nos quejamos, particularmente yo.
Foto: JHB (D.R.A.)
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