viernes, 28 de julio de 2017

HABLEMOS UN POQUITO DE POLÍTICA


Además, para qué engañarnos, no hay político que se resista a no dar una puñalada mortal a sus oponentes, sobre todo si eso le hace aparecer ante los demás como el paladín de la superioridad moral. (1)

            Tomando prestadas notas ajenas que tenía entre tintero, toquemos un tema incómodo como es la política.

I

La primera, el desconcierto que genera el estado mismo:
           
La pregunta central del filósofo político contractualista es ¿porqué existe y porqué habría que obedecer al Estado? La respuesta para los principales autores de esta corriente estaba en el argumento de que en una situación imaginaria previa al estado, donde no hubiera autoridad a quién obedecer, las posibilidades de convivencia pacífica eran nulas. De acuerdo con Hobbes la inexistencia de una autoridad a obedecer a través de un consenso derivaría al caos y a la guerra permanente de todos contra todos; Locke y Rousseau veían por su parte a un grupo de individuos solitarios, aislados sin posibilidades de cooperación. Es entonces cuando aparece la figura del contrato social donde la población se compromete a reconocer y obedecer al estado a cambio del establecimiento una cierta paz. A partir de ese momento el estado es el único que tiene autorización legítima para ejercer la violencia y está prohibida la violencia privada para tomar la justica por su mano.
Es la persona noúmeno(2), a priori de todas sus características. Este desconocimiento de las características individuales sucede por lo que Rawls llama el velo de la ignorancia, una figura casi teatral que tiene la función de ‘impedirnos ver’ que tipo de persona seremos antes de entrar a la vida social y acordar un pacto. (…) porque es un proceso al azar, la naturaleza no es justa ni injusta es arbitraria, es azarosa. (3)

            Como sea, un pacto social que nunca suscribimos, simplemente aceptamos porque alguien lo dijo. Impuesto? No creo, porque ni siquiera nos preguntaron. Es como el pecado original, no lo cometimos nosotros pero nos toca aceptar la redención ajena. Y me pregunto, cómo sería el mundo con lo globalizado que está, siendo un solo estado? Sólo pensando en la Europa unida, la respuesta es sencilla, un experimento llamado al fracaso. Si no nos soportamos entre vecinos próximos... cómo será!


II

Ya no son sólo los elementos estéticos, teatrales y espectaculares los que están afectando la política. Ahora ha entrado en juego otro elemento, presente en toda forma artística, pero característica de la novela: la ficción. Y no me refiero a la mentira, tan vieja como el lenguaje, sino a la aceptación de la falsedad con el fin de ganar poder o hegemonía. En política, hoy en día, el juego consiste en buscar la manera de imponer los relatos propios a los demás. En obligar a los enemigos a discutir lo que yo quiero que discutan, así sea falso. En distraer, entretener, crear problemas artificiales, negar la evidencia. Nada debe impedir, y en especial la verdad, que mi relato se imponga al de los otros. El centro de todo ya no es la realidad ni los problemas de la gente. Es el relato. Y en esta disputa parten con ventaja quienes no temen a la calumnia. Su arma favorita es Twitter, el medio cuya velocidad y precariedad impide cualquier verificación.(4)

            Y somos aparentemente la civilización del siglo XXI, con todos los adelantos que la humanidad ha podido esperar, con un futuro de adelantos tecnológicos impensables, seres que ya estamos viajando a donde parecía imposible, el espacio. Pero aparentemente somos lo más provinciales que hay (no solo aquí en Colombia, miremos a donde miremos es lo mismo). No podemos ver más allá de nuestras propias narices. Dicen que al perro no lo capan dos veces, pero a nosotros, los seres humanos, no lo hacen una ni dos veces, lo hacen cada vez que hay elecciones y caemos (para generalizar, prefiero el voto en blanco) una y otra vez. Y nos repetimos, los mismos con las mismas y efectivamente esos mismos siguen haciendo de las mismas (léase tráfico de influencias, mermelada, tajada, sobornos, etc.).

            Y dicen los que aparentemente saben que el voto en blanco no sirve para nada. Lejos de mí, dice el leguleyo que aún tengo dentro, y ello me lleva a la Constitución (que como he sostenido siempre, sirve para tres cosas, mientras no se esté en la rosca).

Artículo 258. (…) Parágrafo 1º. Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una Corporación Pública, Gobernador, Alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando del total de votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras en las de Corporaciones Públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral.

Más claro no canta un gallo. El voto en blanco (con negrita, versalita y subrayado para que se vea más) tiene un profundo valor. No me lo inventé yo. Naturalmente, en país de abogados y políticos, lo que está claro puede ser sujeto de interpretación, violando un principio igualmente legal que enseña(ba), -porque ya no se puede confiar en la ley- que cuando es clara no le es dable al intérprete desatender su tenor literal, entendidas las palabras en su sentido natural y obvio (que para abogados y políticos no se rige por el sentido común) recuerdo que me repetían(5).

Por qué no realizar un experimento, si estamos cansados de tanto político en el poder y votamos en blanco. En la primera presidencial, descabezamos a todos los candidatos y en las elecciones de corporaciones públicas (para ilustración de quienes no lo saben, son: congreso –senado y cámara de representantes-, asambleas departamentales, concejos municipales) descabezamos a todos o al menos a casi todos. (Ya me imagino las marrullerías de los honorables… la siguiente lista la hacen con los hijos, la mujer, los suegros y hasta el perro y el gato).

Al menos vale la pena intentarlo, me digo yo.

Hay ocasiones en política, como en la vida en general, en que, haga uno lo que haga, el resultado es malo.(6)

Foto: JHB (D.R.A.)




[1] Julia Navarro. Historia de un canalla
[2] nóumeno, noúmeno. nombre masculino. FILOSOFÍA. Objeto pensado por la razón, por oposición a fenómeno (objeto captado por los sentidos), tal como es en sí y no tal como se nos aparece. "el nóumeno es un vocablo técnico en la filosofía de Kant (1724-1804)"
[3] “El pensamiento de Rawls y la teoría de la justicia” Curso impartido por: Dr. Emilio Martínez Navarro, Universidad de Murcia http://formacionhumana.iteso.mx/documents/11309/0/D-26147-4.pdf/34c9d574-621c-43b4-a1b5-8988bef2c77e 
[5] Dice claramente el Código Civil: ARTICULO 27. INTERPRETACION GRAMATICAL. Cuando el sentido de la ley sea claro, no se desatenderá su tenor literal a pretexto de consultar su espíritu. ARTICULO 28. SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS. Las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso general de las mismas palabras; pero cuando el legislador las haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará en éstas su significado legal.
[6] Robert Harris. Conspiración. Saga: Cicerón - II

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