miércoles, 29 de agosto de 2018

ESTAMOS COMO ESTAMOS




… sobre todo en esos momentos en que uno necesita quien le enseñe a leer la verdad de las cosas. La frase fue una joya encontrada en el barro.(1)

Bajaba en el ascensor y una señora venía en él. Hizo el comentario de que no habían arreglado los ascensores a pesar de la cuota extraordinaria que se había pagado. Le aclaré que estaban recogiendo la cuota y hasta no tener lo suficiente no lo harían. Siguió entonces su retahíla mencionando que las paredes interiores estaban feas a pesar de la cuota extraordinaria que se había pagado por la pintura de fachadas, ya realizada. Le aclaré que no estaba incluida la pintada de interiores. Entonces recalcó el hecho de que la pintada de fachadas había sido un brochazo, “mire nada más cómo están. Donde mi hijo que vive en los blancos pidieron una cuota más bajita y pintaron todo, hasta los ascensores”, terminó pontificando.

Respiré profundo y ya hice oídos sordos a ese diálogo impreciso y maldiciente. No había caso, la señora ya se había hecho su película y no tendría cambio. Casi le sugiero que se enterara en la administración cómo iba lo de los ascensores, por qué no habían pintado los interiores y que cuando estaban pintando fachadas por qué no había manifestado sus quejas. Pero era perdido y para mí, he de confesarlo, era una conversación que no llevaba a nada, insulsa, pero venenosa.

Y recordé que el día anterior estaba en mantenimiento de ascensores y como el botón de apertura de la puerta no funcionaba colgué un aviso solicitando su reparación, ya que estaba en mantenimiento y se encuentra dentro de su función. Al otro día el papelito seguía en su lugar y el botón seguía sin funcionar.

Todo ésto me lleva a pensar que somos lo que somos y por eso estamos así, ya pareciera que es genético, del gen social, me explico a mí mismo. La eterna quejadera y lo que es peor, no hacen pero envenenan. Pontifican sobre todo el acontecer social, del barrio, de la ciudad, del país, del mundo, pero son de los que en la calle, sin rubor alguno, botan el papel que les estorba, critican la pavimentación que durante años no hubo pensando en voz alta de cuánto se robaron para esa licitación. Son los que tratan de colarse en la fila, los que le buscan la comba al palo y así cómo se puede pretender tener un buen país o al menos un mejor vivir con tranquilidad.

Iluso que soy yo, concluí.

—Se negó a contarme nada más, pero me abrazó—. Tu único pecado es haber nacido —dijo.(2)


Foto JHB (D.R.A.)


(1) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
(2) Gary Jennings, Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.


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