viernes, 31 de agosto de 2018

RECUERDOS QUE PERDURAN


Qué rara es la memoria: nos permite recordar lo que no hemos vivido.(1)

Un trazo emerge como una huella en el papel, a veces parece una palabra inconclusa o una silueta que anticipa múltiples posibilidades. Por eso, nombrar la ausencia es una contradicción, porque se habla de algo que no está, y nada está tan presente como aquello que puede ser nombrado. A través de las palabras el desaparecido regresa y su voz suena en todas partes. Su ausencia traza un poema sobre una hoja en blanco y nos basta con acercar el papel al fuego para que las letras se conviertan en una luz que contiene todos los colores.(2)

La columna de Charria me dio para pensar en el recuerdo de todas aquellas personas que, para bien o para mal, se han asentado en nuestro recuerdo.

Y ese recuerdo nos trae a aquellas personas que dejamos de ver, aún existiendo y de todas aquellas que se fueron pero aún persisten en su compañía. En particular me refiero a todos aquellos que partieron para otro mundo, esperanzado en que así haya sido.

El recuerdo de todos nuestros difuntos y de algunos en particular reviven en su ausencia, en ausencia de cuerpo presente, pero que retornan a nuestra mente de cualquier manera, sea con un recuerdo de olor, de vivencia, de caricia, de canción, de vainazo, porque hay que reconocer que no todo fue color de rosa con ese ser recordado, a pesar de que el recuerdo trate de acomodarlo a su antojo. Ese recuerdo también revive del ensueño y del sueño, ellos también los traen a estas realidades a pesar de que sean efímeras imágenes que transitan en sueño ajeno.

Y de igual manera se hacen presentes como presencias, inexistentes pero que solo se sienten y muchas veces se sientan a nuestro lado, sin dejar de ser eso, presencias, simples presencias que asustan o dan ánimo, que arrullan o que dejan la duda, de su propia existencia. 

A todos aquellos difuntos que prefirieron irse primero y que de alguna manera me han acompañado, a ellos un reconocimiento, sencillamente no los he olvidado, están en mi recuerdo y mientras no los acompañe a ellos, serán dulce compañía.

Los que asustan es mejor que se queden lejitos de ese, mi recuerdo.

Foto: JHB (D.R.A.)


(1) Juan Gabriel Vásquez. Las reputaciones.
(2) Arturo Charria. Trazos de la ausencia. El Espectador. 30 Agosto de 2018. Aclaro que la columna está referida a los desaparecidos de este país, otros ausentes que merecen el recuerdo.

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