lunes, 27 de agosto de 2018

UN DÍA DESPUÉS



El sentimiento de humillación, el resentimiento, la insatisfacción sexual, el complejo de inferioridad: ahí tiene los motores de la historia(1)

No sé si mi voto está maldito. Siempre que me toca votar, pierde por el que voto o por lo que voto. Y digo me toca, porque lo tomo como obligación para llevar la contraria, por tratar de seleccionar lo que me parece correcto o porque así me lo dice mi lógica o simplemente como una forma de sentar mi protesta o inconformidad. Aunque después de esta experiencia creo que dejaré de pertenecer a la democracia y dejaré de hacer uso de mi sagrado derecho al voto porque lo que ya he visto es suficiente, para mi salud mental.

Pero no me desvío. El sino de mi vida de animal político es el de perdedor, qué le vamos a hacer, ya me hice a la idea y lo que fue, fue.

No estaba de acuerdo con la mayoría de las preguntas anticorrupción, así lo expliqué en otra oportunidad, leyes es lo que hay para combatirla, lo que hace falta es gente decente que las aplique y que el corrupto tenga penas ejemplares, no solo de cárcel sino sociales (lástima que no exista la pena de muerte).

El umbral era demasiado alto (tal vez por eso se hizo así la ley que regula la consulta). Creía que la decencia no se sometía a consulta. Pero como fuera, vote simplemente para dar mi voto de opinión, si es que de algo valía, aunque con mi sino, tampoco atino con ese tipo de voto.

La cuestión es que se perdió. Si somos honestos debemos aceptar la situación tal cual es, sin explicación de por qué se perdió, por qué no se ganó, el resultado es el que vale dentro de la democracia. El dejar de aceptar la pérdida con multitud de excusas es síntoma igualmente de deshonestidad (que porque no salieron los vagos esos; que porque los corruptos incitaron al no voto; que el departamento que menos votó es un lugar de corrupción y no iba a votar, por eso mismo; entre otras muchas disculpas que circulan en las redes sociales) y es deshonesto no aceptar la pérdida. Ahí nace uno de los primeros problemas del colombiano (por no involucrar al resto del mundo).

Si perdemos no aceptamos la derrota, pataleamos, nos volvemos intolerantes con cualquier discurso insulso que no lleva a nada. Y me pregunto, dentro de mi ser malpensante, acaso ganando al otro día este país se habría vuelto el paraíso?

La cuestión, insisto, no es de prohibiciones; es de personas, de personas que puedan aceptar la realidad tal como se presenta, que si hay que hacer cola, se hace la cola; si hay que esperar al cambio de semáforo, se espera; si hay que guardarse la basura en el bolsillo hasta que se consigue una caneca, pues se hace. Cuando cambiemos hábitos, mañas y la proclividad al facilismo, ese día estamos empezando a combatir la deshonestidad desde nosotros mismos y la corrupción tendrá que ceder, me digo a título de consuelo.

Tú concéntrate en lo tuyo, y si no puedes dormir tómate una agüita de hierbas, y si la cosa persiste vuélate un pajazo. Es lo mejor contra el insomnio.(2)



https://www.semana.com/nacion/articulo/memes-de-la-consulta-anticorrupcion/580903


(1) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
(2) Santiago Gamboa. Perder es cuestión de método.

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