Nuevamente en blanco y sin saber cómo
ha de ser ese punto final.
Pasó el tiempo y el blanco siguió en
blanco al parecer porque sólo era punto suspensivo...
Pero el blanco se fue llenando luego
de los puntos suspensivos, porque ya quería ser punto y seguido, seguido por
ideas que le dieran vida y le permitieran permanecer acompañado y a la vez
poder ser seguido.
Pero así como quería ser seguido, de
igual manera también requería ser punto y aparte, a veces necesitaba estar
aparte del mundanal ruido, aparte de los problemas ajenos, porque esos los
compartía con el punto y seguido, pero sus problemas... además de estar
suspendidos mientras era punto y seguido, necesitaba dejarlos suspensivos
mientras entraba al mundo del punto, del solo punto y del aparte de todo, con
todo y su soledad. Ese era su punto y aparte.
Y estando en punto y aparte y a parte
de todo, le preocupaba el punto final, ese punto final que siempre se había
quedado en suspensivos, siempre quedaba así porque nunca se concretaba el
final.
Estando en aparte, siempre quedaba en
suspensivos esperando el final...
...
El destino y las costumbres determinaron
el fin de los amantes; en realidad, determinan el fin de cada uno de nosotros y
demuestran la inutilidad de oponernos a los dioses. (1)
Foto: JHB (D.R.A.)
(1) Gary Jennings,
Robert Gleason y Junius Podrug. Sangre azteca.
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