lunes, 10 de septiembre de 2018

YA NI LOS RELOJES HACEN TIC TAC


Ya ni los relojes hacen tic tac, hace rato dejaron de hacerlo, la modernidad se impuso. Ya ver cómo se mueve el tiempo resulta difícil, la pila apagó su sonido, sólo sobresalen los viejos relojes de las salas que aún lo conservan, siempre que el silencio reine a su alrededor.

Recuerdo dormir arrullado en el silencio de la casa por el tic tac del viejo reloj, del reloj de los recuerdos, de aquel reloj que en su momento también pasaba desapercibido, pero que hoy sólo consuela con el recuerdo del adormilamiento de aquellos momentos.

Quién no se adormeció con el tic tac de antaño?

Y los modernos relojes, no los digitales, los otros, son historia aparte, porque hasta atómicos son, se atrasan solo una milésima de segundo cada trescientos años, certifican, como si el tiempo para corroborarlo alcanzara. Pero me refiero a los de pulso. Si se observa con cuidado el caminar del segundero, cuando lo hay, ni siquiera concuerda su tac con el punto que señala los momentos entre uno y otro número. Y me explico. Basta fijar la mirada sobre ese tablero marcado con rayitas entre cada número y notar que no coincide la frenada del segundero con el de la marca, es como si el uno le huyera al otro.

Preocupados por segundo y por minuto pero siempre al momento de ver el reloj el minuto y el segundo pierden su importancia y se juega a la aproximación, seguramente para no ser exactos, y cuando faltan 21 minutos afirmamos que faltan 20 para las y a veces nos atrevemos a hacer aproximaciones más arriesgadas y simplemente decimos que falta un cuarto.

Las reuniones programadas para las 8 ya sabemos que no empiezan antes de las y media y que si nos vamos a reunir un minuto quiere decir que no es menos de una hora. Esos son los alcances que les hemos dado al tiempo.

Eso me hace recordar que Pablo Coelho escribió que al menos un reloj, así estuviera parado, decía la verdad dos veces al día.

La ficción es un escudo maravilloso. Y resulta muy fácil ocultarse detrás de él. Pero cuando se acerca a la verdad hay que andarse con mucho cuidado.(1)

Foto:JHB (D.R.A.)

(1) John Grishnan. El rey de los pleitos.

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