Una pregunta que trasladé en blog anterior que quedó en suspenso para la mayoría de quienes pudieron leerlo, si los hubo.
Y luego
de escrito me repregunté: qué pasará si muero?
Hubo
un silencio, casi de funeral, tristemente apático. No me sonrojé, ni me amilané
ante ella, simplemente me sonreí al ver la respuesta: N A D A.
Nada,
no pasa nada, los demás seguirán su camino y yo el mío, si es que lo hay. Si no
lo hay, pues tampoco pasa nada, porque me habré convertido en nada y podré
dejar de pensar: Y ahora qué?
«a los muertos les importan poco los entierros, pues obedecen a la vanidad de los vivos» (1)
[1] Eurípides, Las troyanas. Citado por Donna Leon, En el
nombre del hijo.
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