Naturalmente resulta redundante decirlo, pues es propio del doctor House hablar con claridad, sin sentimiento, como deben ser las cosas. Así de simple. Pero en estas sociedades, no digo modernas sino de toda la vida, nos incomodan las preguntas, las frases directas, la realidad, la verdad dicha. (Lo curioso es que no nos ofendemos demasiado cuando nos dicen: sos un hijueputa! Curiosidades de la verdad dicha).
La gente obtiene lo que obtiene. Frase
típica de House. En me lleva a pensar en el destino, en la predestinación, en
la libertad, en el libre albedrío. Solo pensarlo, ya que me cansé de pensar en
cuestiones retóricas.
No todos fuimos creados iguales. A pesar
de tanto derecho humano (y maricadas por el estilo, si se me permite), una
frase muy cierta. Unos son más altos, más gordos, más feos, más oscuros, más
inteligentes, más vivos. Ni siquiera entre hermanos de una misma familia somos
iguales. El gruñón, el serio, el payaso. Unos tienen más suerte que otros,
otros nacieron para ser esclavos (de los demás, de la vida, de lo que sea) y
otros son líderes, para bien o para mal. Es lo único cierto que hay, como la
muerte, sin escapatoria y como somos, eso somos, a pesar de la envidia de unos
o del orgullo de otros. El mundo necesita sirvientes, tanto como necesita de
patrones. Podemos aspirar a lo que sea, que se logre es otra cosa. Pero no
todos somos iguales física, intelectual, sentimentalmente ni en morales ni
éticas, entonces para qué pretender igualar lo que es desigual por naturaleza?
Morir todo lo cambia. Para el que está
vivo y siguió vivo. Para el muerto, que perdió la vida. Todo lo cambia, aunque
sea dentro de una temporalidad superficial.
Ni
modo, así es la vida!
… eso solamente parecía tener relevancia en caso de poder acreditar nobleza o riquezas. Los pobres tenían abuelos, mientras que los ricos tenían antepasados.(1)
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