Sensación de domingo por la tarde. (Creo que ya había escrito sobre el tema, pero vuelvo a él, por la sensación que tuve, sin ser domingo por la tarde). Es una sensación difícil de explicar, como lo son la mayoría de ellas.
Es una sensación esporádica que me
acompaña eventualmente durante la vida, que, como dije, es difícil de explicar
con palabras, solo es el sentimiento que se genera, de vez en cuando. Es una
sensación que tuve en épocas juveniles y que me acompañan de vez en cuando, no
son muy repetitivas, por lo que las hace especial.
Entonces, cómo explicar una
sensación que en últimas es inexplicable, me preguntaba y la respuesta es que
solo puede tenerlas quien las siente y él solo no puede explicársela sino
simplemente sentirlas, vivirlas.
Y hoy, pensionado, donde todos los
días son iguales, sin distinción, por ser festivo o sábado, o bien jueves o
martes, algún día me llega la sensación de domingo por la tarde, que me deja en
entredicho, sin saber si es o no es.
Desazón? Desasosiego? Es retornar a
una figura de domingo por la tarde, cuando se siente que ya no se puede hacer
más en ese día, pero que un futuro próximo se perfila como nueva experiencia,
al que no se está seguro de enfrentar. Acompañado de sol de atardecer, de
domingo por la tarde, lo hace más particular, por esa tristeza que conlleva, sin
ser malqueriente, es una opacidad que solo deja, el domingo por la tarde.
… ni
sufrimiento tiene la mujer del pelo gris. Ha perdido las fuerzas y las ganas de
ver salir otra vez el sol. Vive porque no sabe hacer otra cosa y porque piensa
que la voluntad del que está allá arriba vale más que la suya.[1]
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