Hay momentos en que Internet nos satura y nos convierte en autómatas mirando una pantalla, pasando de un lado a otro, sin mirar, sin siquiera ver. Nos estamos convirtiendo en verdaderos autómatas.
Hay días en que así me siento.
Entrar a Facebook y comenzar a leer los primeros mensajes, luego automáticamente
vamos pasando y pasando y pasando, sin darnos cuenta de ese acto, simplemente
pasando de un lado a otro y el tiempo pasa y pasa. De Facebook a Instagram, de
Instagram a Whatsup, y pase de un lado a otro, sin ton ni son, mirando sin
siquiera ver, sin notar todo el tiempo que ha pasado.
Y hay días en que sentimos
incomodidad, son los días que anuncian que ya estamos saturados, pero como
verdaderos viciosos continuamos de un lado a otro, hasta sin darnos cuenta,
esclavizados por Internet, pasando el tiempo inútilmente, sin darnos cuenta,
aún sabiéndolo.
Y cuando ya el cansancio vence,
cuando vemos lo improductivo del tiempo, nos preguntamos y yo qué estoy haciendo?
Poniéndome al día? De qué? Para qué? O a quién le importa? Ese tiempo
fácilmente lo pude ocupar en otras cosas más productivas, así sea echándome un
sueñito. Pero vicio es vicio, esclavizados, sin saberlo, aunque al mismo tiempo
conscientes de ello, pero como buen vicioso, seguimos y seguimos. Ver si
alguien actualizó Facebook, o Instagram o whatsup, como si nos interesara, o
será que allí está precisamente nuestra banalidad? O simplemente como un
mecanismo de hacernos notar, de que sepan que aún existimos o, también cabe la
pregunta, diciéndole al mundo que no somos anónimos, que queremos que sepan que
existimos.
Esclavizados estamos, sabiéndolo,
pero no nos importa, porque es la esclavitud de moda y tenemos que estar al día
antes de que alguna red se dé cuenta de nuestra inactividad y nos anuncie que
hace un buen rato no las hemos revisado, como si importara.
Eso es la modernidad y allí estamos
cabizbajos, perdiendo el tiempo. Sí, nada más que perdiendo el tiempo, habiendo
otras cosas qué hacer, así sea una siestecita que nos llevará al mundo de los
sueños, al menos eso resulta más productivo, me digo. Mejor me voy a ver
Netflix y a cabecear un rato, porque también me ha cansado la búsqueda por
Netflix, porque pareciera que ya lo he visto todo.
No quisiera morirme sin saber qué
ocurrió y por qué.[1]
[1] El hombre sonriente. Henning Mankell.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario