Son dos las acepciones de esta palabra. La una, que enseña que el orgullo es Exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos por los cuales la persona se cree superior a los demás. Y la otra: Sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano a uno que se considera meritorio.
Una y otra
contradictorias y, como un imán, se rechazan. Tanto es así que la segunda se
usa para subir la estimación del singular pero roza con la primera, dado que
todo exceso es malo. A su vez, la primera se usa en tercera persona respecto
del tercero para desacreditarlo y quitarle el mérito. Una misma palabra con un
buen juego de palabras para usar a conveniencia.
Como sea, ya
cada cual sabrá cuál ha de ser su conveniencia. Oigo mucho que la gente dice
muy comúnmente que está orgullosa por ser algo, por tener algo, luego está
refiriéndose a la segunda acepción, aunque a veces es tanta el agua que se le
hace en la boca al decirlo que está dubitativo él mismo si es o no la acepción
que quiere. Sutilezas de la sicología.
Entonces que
cada cual decida de acepciones, de malas lenguas y se acomode como bien pueda,
que el orgullo es cosa de cada quien y cada quien igualmente lo usa a su
acomodo.
La cuestión
está en que me lo preguntaba para mi caso. Orgulloso de qué? De lo que soy?
Pero me asaltaba otra pregunta y quién soy? Como se observa, referidas a la
segunda acepción, que parece que siendo segundona es mejor que la primera que
debería ser la triunfadora, pero todo son sutilezas.
Y curiosamente
eso me llevó a pensar en cuánto orgullo tenía de la raza humana y la sola
pregunta me deprimió, pues ella se cree afín a la primera acepción y por ello
cree que el resto de animales carece de voto, siempre se ha creído el único. El
animal superior. Pero bueno, también es cierto que en tal caso las dos acepciones
pueden llegar a confundirse al no poder aceptar contrarios, en tales casos. Tal
vez, solo tal vez, en este caso se raya en el pecado (para quienes creen, yo,
por mi parte paso y añado que el orgullo es pecado), pues se reduce todo a
jactarse, maldecir y mentir, como parece explica la Biblia[1].
Por mí, la humanidad puede desaparecer, suficiente orgullo tengo, me digo a mí
mismo, en silencio, concentrado y sin mirar a nadie, para que no se ofendan y
lo que se piensa y solo queda en pensamiento no hace daño a nadie, así la
mirada lo delate a uno.
Curiosamente,
millones de seres nos desvivimos por llegar a sitios que en realidad no son
dignos de nosotros; lo que ocurre es que luego nos olvidamos de eso,
dignificamos nuestras conquistas y nos parece que hemos logrado algo[2].
[1] Los pecados de
orgullo son jactarse, maldecir y mentir, así lo expresa el Salmo 59:12
"Por el pecado de su boca por la palabra de sus labios sean
ellos presos en su soberbia y por la maldición y mentira que profieren".
Una persona orgullosa se jacta continuamente.
[2] Ricardo
González Ledesma. Expediente Barcelona.
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