viernes, 16 de junio de 2023

CUANDO EL PRETÉRITO SE HACE PRESENTE

                 En mi lejana juventud acudía uno a funeral por la muerte de la abuelita de fulanito, la muerte del papá o de la mamá de zutanito, lo que se hacía en contadas ocasiones a lo largo del año. En muchos casos ni se enteraba uno, por aquello de que la tecnología no estaba presente.

 

                Ahora, con las redes, se entera uno que se murió fulanito, zutanita o perencejo. Y ya no es tan esporádico, ya se hace frecuente. Y es el recuerdo de que los que están muriendo son los contemporáneos de uno, es decir que uno ya entró en la lista de posibilidades altas. Y se pregunta uno: Y eso, a qué horas? O también: mierda, entré en la lista.

 

                Cuando no ve uno que de pronto va siendo hora del ancianato. Un sitio donde los cuidados y las buenas intenciones, las exploraciones, los pinchazos, los tajos y las muchísimas ectomías de la ciencia médica sólo posponen lo inevitable, y convierten los últimos días que uno pasa con vida en una tortura, en dolor y en miedo.[1]

 

                Sé que son solo pensamientos de viejo; pero de viejo, vive uno solo de pensamientos, muchos desagradables desafortunadamente. Más cuando los años pasan y el futuro que se creía lejano está más cercano y no hay nada más que aceptar esa realidad, pues no hay otra opción, si se quiere disfrutar de lo que queda

Unos recuerdos que, como jirones delicados de una frágil neblina, se esfumarían en cuanto intentasen atraparlos. No cabía otra opción que aceptarlo.[2]

Tomado de Facebook

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[1] El camaleón. Peter Robinson.

[2] Crimen en directo. Camilla Lackberg.

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