Palabras que juntas o separadas generan la culpa, siendo solo suposición, porque el cerebro siempre presume lo negativo, no es muy optimista que digamos. Pero por sí mismas esas palabras no duelen, pero cuando son pronunciadas en el futuro sobre el pasado acaecido ya implican señalización que conllevan al pesar, a la culpa., porque siempre vienen acompañadas de una situación irritante, maluca, desgraciada.
A
ese tal vez si se le agrega el si condicional, si tal vez, entonces la culpa y
la incertidumbres se hacen mayores y mayores son sus estragos.
Si hubiera estado, si hubiera llamado,
si tal vez hubiera ido, tal vez no habría ocurrido, tal vez no hubiera sido
así, tal vez.
Ese
tal vez es muy peligroso y lo mejor es dejarlo pasar desapercibido, tal vez.
Porque lo que resulta cierto es que hay que dejar que ese si y ese tal vez no
aparezcan en el futuro, porque las cosas suceden, independiente del si y del
tal vez y no tienen solución, las cosas como son y para qué cargar con dudosas elucubraciones
de lo que pudo haber sido y no fue.
Tal
vez.
La mente es juguetona. La llenas de datos
pensando que le estás haciendo un favor, que así serás una persona más
completa, pero cuando necesitas que te devuelva la información ella se niega,
se hace la remolona y no suelta prenda hasta que no le da la gana, que suele
ser en el momento más inoportuno, cuando es imposible correr detrás del dato
para responder la pregunta.[1]
[1] Bajo
la piel. Susana Rodríguez Lezaun.
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